Table Of ContentUNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE FILOLOGÍA
Departamento de Filología Románica y Filología Eslava
LOS MECANISMOS DE ADAPTACIÓN DE PRÉSTAMOS Y
FORMACIÓN DE CALCOS NOMINALES EN LA TRADUCCIÓN
DE LOS EVANGELIOS EN ANTIGUO ESLAVO
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Enrique Santos Marinas
Bajo la dirección del doctor
Juan Antonio Álvarez – Pedrosa Núñez
Madrid, 2004
ISBN:84-669-2535-X
LOS MECANISMOS DE
ADAPTACIÓN DE
PRÉSTAMOS
Y
FORMACIÓN DE
CALCOS NOMINALES
EN LA TRADUCCIÓN
DE LOS EVANGELIOS
EN ANTIGUO ESLAVO
TESIS DOCTORAL DE
D. ENRIQUE SANTOS MARINAS
PROGRAMA DE DOCTORADO DE
FILOLOGÍA ESLAVA Y LINGÜÍSTICA INDOEUROPEA
DEPTO. DE FILOLOGÍA ROMÁNICA Y FILOLOGÍA ESLAVA
FACULTAD DE FILOLOGÍA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
BAJO LA DIRECCIÓN DEL
PROF. DR. D. JUAN ANTONIO ÁLVAREZ-PEDROSA NÚÑEZ
JUNIO DE 2004
1
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar, quisiera dedicar esta tesis a mis padres Enrique y Victoria, por haberme dado la
opción de estudiar y la libertad de elegir, y al Dr. Juan Antonio Álvarez-Pedrosa, mi padre académico y
científico, sin cuya dirección este trabajo no hubiera sido posible. Además, le doy las gracias a María
Sánchez Puig por haber aceptado ser mi tutora, a Salustio Alvarado por sus correcciones etimológicas y en el
ámbito de la transliteración, así como a todos los profesores y compañeros de la carrera por haberme
inculcado el amor por las letras eslavas. Debo recordar también que no hubiera podido dedicarme a la tesis a
tiempo completo sin la financiación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Por otra parte, desearía expresar mi reconocimiento a todo el equipo de la Hilandar Research
Library-Resource Center for Medieval Slavic Studies, con Predrag Matejić a la cabeza, por su magnífica
acogida en Columbus (Ohio) y por haberme permitido consultar los valiosos fondos que custodia. Son dignas
de mención la inestimable ayuda bibliográfica de Pasha, y la diligencia de Helene en los asuntos
administrativos y de la vida cotidiana. Igualmente, estoy en deuda con Jan Paul Hinrichs por facilitarme el
acceso a la biblioteca de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y al legado del maestro Nicolaas van Wijk,
y con los profesores Leonard Hertzenberg y Nikolaj N. Kazanskij por abrirme las puertas del Instituto de
Investigaciones Lingüísticas de San Petersburgo, donde disfruté de las atenciones prestadas por Anna V.
Trofimova y sus bibliotecarias.
Asimismo, estaré eternamente agradecido a los profesores Anatolij A. Alekseev (Univ. Estatal de
San Petersburgo), Daniel Collins (Univ. Estatal de Ohio), Guy Jucquois (Univ. Católica de Louvain-la-
Neuve), Frederik Kortlandt (Univ. de Leiden), Antonio Piñero (Univ. Complutense de Madrid), Jos
Schaeken (Univ. de Leiden), Francis Thomson (Univ. de Amberes) y William Veder (Univ. de Ámsterdam),
por sus sabios consejos y sugerencias, que han sido de gran utilidad para mi tesis.
Por último, no puedo olvidar a mi compañera pero sin embargo amiga Inés Cotarelo, por
aguantarme cinco meses en Columbus, a Igor y Nataša por hacernos más llevadera la estancia en esta
ciudad, a los chicos y chicas de Bélgica por acogerme en su gran familia como a uno más, a Jaime Daniel de
Frutos por su asesoramiento informático, y a todos aquellos amigos que me han demostrado su apoyo y
cariño a lo largo de estos años. A todos ellos,
GRACIAS
2
1ª PARTE: PROBLEMAS TEÓRICOS Y METODOLÓGICOS.
CAP. 1: CUESTIONES GENERALES.
Este estudio se enmarca en una problemática más amplia: al pertenecer al dominio
de la creatividad léxica, también está relacionado con las lenguas técnicas, la traducción y, de
una manera más general, con los problemas derivados del bilingüismo (fenómeno al que la
lingüística contemporánea concede una gran importancia).
1. Bilingüismo e interferencia.
Debido a la multitud de estudios y de enfoques de los que ha sido objeto el
bilingüismo (siendo considerado por Jakobson como el punto de partida de las investigaciones
sobre el lenguaje), no es de extrañar la diversidad de opiniones al respecto. M. van Overbeke
(1972: 113 ss.) resume la mayoría de las posiciones, ofreciendo una definición de
compromiso: el bilingüismo sería “la aptitud, facultativa o indispensable, de comunicar con
los interlocutores de dos mundos (comunidades y/o regiones) alóglotas, mediante dos lenguas
que presentan un índice de diferencias tan alto que dificulta o impide la comunicación entre
las dos”.
Al contrario que los límites objetivos del bilingüismo, sus efectos sobre el hablante
son aparentemente más fáciles de reconocer. Los estudiosos están de acuerdo al afirmar que
todo bilingüismo lleva al hablante (punto de contacto de ambas lenguas) a una tendencia
natural a reducir la diferencia entre los dos códigos utilizados, sea cual sea su grado de
dominio del otro idioma. Así pues, todo contacto entre dos o más lenguas genera una
desviación de las normas de cualquiera de ellas, que U. Weinreich (1953, 1968) denominó
interferencia . Y de este modo, interferencia será la identificación parcial e inconsciente por
parte del hablante, de dos unidades lingüísticas pertenecientes a dos lenguas diferentes, que
conlleva la transferencia de la totalidad o una parte de las características de una a la otra.
Como consecuencia, la introducción de elementos extranjeros implicará una reestructuración
de los patrones o estructuras de todo el sistema.
Las interferencias pueden darse a todos los niveles de la lengua: fonológico,
morfológico, sintáctico y léxico. En el plano fonológico (Weinreich 1953, 1968: 21ss.) la
interferencia consiste en una sustitución de fonemas, que puede ser tanto una
superdiferenciación como una subdiferenciación, caracterizando en la lengua receptora un
rasgo del sistema fonológico de la lengua modelo. La interferencia morfológica posee
numerosas manifestaciones posibles, sobre todo en las categorías de género y número. La
actividad traductora multiplica las interferencias sintácticas, sobre todo en el caso de lenguas
eclesiásticas, como el latín cristiano o el judeo-español, lengua-calco de los judíos sefardíes
formada al volcar el léxico castellano sobre las estructuras gramaticales del hebreo (H.V.
Sephiha, 1980). Pero será evidentemente en el léxico donde se produzcan la mayor parte de
las interferencias.
Además, existen una serie de interferencias secundarias: de frecuencia
(generalización en el uso de un elemento marginal en la lengua receptora por influencia de un
elemento paralelo en la lengua modelo), interferencia recubierta (cuando el hablante se da
cuenta de que la va a cometer e intenta evitarla), hipercorrección (respeto en la lengua
receptora de las normas gramaticales de la lengua modelo, usual en la actividad traductora), y
el fenómeno contrario de la banalización o simplificación de las estructuras gramaticales de
una lengua a imagen de otra más simple.
A la hora de determinar las condiciones de aparición de interferencias hay que
considerar la dirección en la que se producen, las zonas del sistema a las que afectan, y el
medio de transmisión (oral o escrito). Así pues, las interferencias se darán en ambas lenguas,
3
pero su dirección variará dependiendo del tipo de bilingüismo que se trate en cada caso. M.H.
Roberts (1939: 23-41) , distingue entre bilingüismo coordinante, en el que las dos lenguas se
aprenden simultáneamente, y bilingüismo subordinante, en el que una se aprende después que
otra. Mientras que en el primero las interferencias van en las dos direcciones, en el segundo
la transferencia será unidireccional (desde la lengua primera a la segunda).
En lo que respecta a las zonas del sistema, afectarán tanto a las semejanzas
existentes entre las dos lenguas (llamados puntos de contacto), como a los puntos débiles o
ineficacia comparativa que percibe el hablante bilingüe sobre su segunda lengua y suple con
los medios de la primera. El número de interferencias entre dos lenguas será directamente
proporcional a su semejanza, y es posible prever las interferencias posibles entre dos sistemas
lingüísticos, encontrando sus puntos de contacto. Este es precisamente el objetivo de la
lingüística contrastiva, basada en la descripción diferencial de numerosos pares de lenguas (G.
Jucquois 1976).
En último lugar, aunque las interferencias son más frecuentes en el lenguaje
hablado, debido a su carácter inconsciente y fortuito, también se producen en menor medida
en el escrito. Este es el caso tanto de escritores bilingües que escriben en una segunda lengua,
como en aquéllos que, aun escribiendo en su primera lengua sufren la influencia de la
segunda. Sin embargo, en la escritura relacionada con la actividad traductora hay que matizar
que aun siendo posibles interferencias espontáneas e inconscientes, predominan las creadas
voluntariamente por el escritor.
En cuanto a los factores extralingüísticos de la interferencia destaca la naturaleza del
hablante, si es bilingüe o no. De este modo pueden darse dos situaciones interlocutorias: en
una conversación entre un bilingüe y un monolingüe, no sólo el bilingüe producirá
interferencias al hablar su segunda lengua, sino también el monolingüe, al simplificar la suya
propia utilizando los giros y construcciones que sean más fáciles de comprender por su
interlocutor (adaptándola sin saberlo a las estructuras del otro idioma); y también se generarán
en una conversación entre dos bilingües con un grado de dominio equiparable de ambas
lenguas, debido a la relajación de los hablantes al saberse comprendidos. En esta situación
entran en funcionamiento dos fenómenos conocidos como code-switching o conmutación, y
la falta de obligación articulatoria o Partnerzwang. E. Haugen (1957, 1972) definió como
code-switching a una etapa anterior a la interfererencia en la que los hablantes bilingües
cambian alternativamente de lengua haciendo una perfecta distinción entre sus códigos
respectivos. El fenómeno denominado Partnerzwang es la reacción de extrañeza de un
hablante monolingüe que hace percatarse a su interlocutor bilingüe que ha cometido una
interferencia. Otro factor que también influirá será el carácter más o menos purista del
hablante, es decir el grado de tolerancia que manifieste hacia las interferencias.
Por último hay que señalar la diferencia entre interferencia y dos de sus
manifestaciones: el calco y el préstamo. Mientras la primera es un fenómeno eminentemente
individual y ocasional (perteneciendo por lo tanto al ámbito del habla), los dos últimos tienen
un carácter colectivo y permanente, por lo que serían dos fenómenos de la lengua, según la
dicotomía de F. de Saussure. Así pues, calcos y préstamos serían interferencias que tuvieron
éxito y fueron repetidos por otros hablantes hasta integrarse en el sistema.
2. Traducción y traductibilidad.
A diferencia de la concepción tradicional, los léxicos de las lenguas no son meros
inventarios en los que cada palabra designa un elemento de la realidad, sino que constituyen
sistemas complejos y distintos de una lengua a otra. El léxico de una lengua se compone a su
vez de una infinidad de subsistemas con unidades jerarquizadas. Mientras la extensión
conceptual de cada léxico sería igual en todas las lenguas, ya que abarca igual que una red
(metáfora de G. Mounin 1963) todo el conjunto del mundo real, no así el número de palabras
4
con las que se verbaliza, que difiere de una lengua a otra dependiendo de la densidad de los
sistemas y subsistemas semánticos (los “puntos” del tejido) y de la organización del mundo.
Así pues, el hecho de que las palabras en distintas lenguas no tengan el mismo
contorno conceptual hace casi imposible que no se altere el contenido de un elemento de una
lengua al transferirlo a otra. Según esta concepción estructural del léxico, la introducción de
nuevos elementos no son meras adiciones a un inventario, sino que suponen la
reestructuración de todo el sistema.
Para Mounin, tanto un léxico especializado como uno no especializado cubren la
misma extensión conceptual (es decir, que designarán la misma “cantidad” de la realidad
exterior), y su única diferencia estriba en que en el primero estaría ordenada de manera
distinta, haciendo matizaciones cada vez más finas.
La psicolingüística ha descrito el acto de la traducción en el cerebro del traductor.
Este no se limitaría a realizar una trasposición de fonemas/grafemas que vincularían en dos
lenguas distintas un mismo significado, sino que se trata de una operación mucho más
compleja: “la traducción consiste en una doble transformación: de un texto de entrada en un
significado, y de este en un texto de salida. Aquí también, la significación construida
previamente es la que impulsa la producción de los enunciados correspondientes” (J.F. Le Ny
1979: 95). Así pues, para traducir primero hay que comprender el significado del enunciado
de partida, interpretarlo, y después verter este sentido en la lengua de destino.
Debido a que los léxicos de dos lenguas no se corresponden exactamente, no
podemos traducir desconociendo sus características de polisemia, sinonimia, homonimia, etc.,
o considerándolas arbitrariamente.
La dificultad de reproducir el mecanismo mental de la traducción radica además en
que no se trata sólo de dos lenguas distintas, sino de dos visiones del mundo. Es decir, que en
dicho lenguaje intermediario en la mente del traductor no intervienen sólo unidades
lingüísticas, sino también datos extralingüísticos de la experiencia objetiva. G. Mounin pone
el ejemplo fr. il traversa la rivière à la nage/ ing. he swam across the river (literalmente
“atravesó el río a nado”/“nadó a través del río”), que demuestra que a igual estructura en el
mundo de la experiencia corresponden dos estructuras lingüísticas diferentes.
Este hecho pondría en cuestión la traductibilidad de las lenguas, de no ser porque el
metalenguaje de la traducción estaría compuesto por una serie de relaciones lógicas o
conceptos básicos en teoría comunes a toda cultura, e independientes de las estructuras de las
lenguas y de las visiones del mundo, llamados “universales lingüísticos”. Dichos universales
no superarían el centenar, y su número sigue siendo rebajado por distintas investigaciones
(Jucquois 1976: 46). Aunque la traductibilidad quedaría garantizada por los universales
lingüísticos, por todo lo dicho anteriormente hay que matizar que la traducción nunca podrá
ser exacta, sino sólamente aproximativa.
3. Préstamos y calcos y los lenguajes técnicos.
Préstamos y calcos, en tanto que dos procedimientos de creación léxica, están
íntimamente relacionados con los lenguajes técnicos. Estos crean neologismos para
denominar nuevos objetos, técnicas o conceptos abstractos, y debido a su necesidad de
concisión y brevedad, emplean la composición y la derivación de palabras, mecanismos de
formación de palabras que participan también en los préstamos y calcos (sobre todo en estos
últimos).
Además, los lenguajes específicos son los protagonistas esenciales de la teoría del
triple camino del préstamo técnico de A. Meillet, según la cual estos préstamos entrarían en
las lenguas de manera indirecta a través de uno de sus lenguajes específicos. En una primera
etapa, la transferencia se haría entre el lenguaje técnico de la lengua modelo y su
5
correspondiente en la lengua receptora. De este pasaría luego a la lengua común, y por último,
sufriría una generalización de su significado.
Dentro de las lenguas técnicas se encuentran también las lenguas religiosas, entre
ellas el antiguo eslavo como lengua de traducción de los Evangelios (tres de cuyos campos
semánticos nos proponemos analizar), así como el judeo-español estudiado por H.V. Sephiha,
y el latín cristiano, sobre el que la estudiosa Chr. Mohrmann (1958) hace algunas
puntualizaciones generales muy interesantes.
Esta última sostiene que la necesidad de los cristianos latinófonos de dotarse de una
terminología apropiada para las nociones pertenecientes a esta nueva religión, pone en
funcionamiento los diversos medios lingüísticos de enriquecimiento y especialización del
léxico. Mientras que el préstamo léxico propiamente dicho sólo se utiliza para designar una
realidad concreta de la nueva religión (episcopus, diaconus, ecclesia), “las nociones que
tienen que ver con la doctrina cristiana, que designan elementos esenciales de la ideología
cristiana, así como aquellos que poseían un valor afectivo, obtienen en la mayoría de los casos
una interpretación latina. Una palabra extranjera bastaba para designar cosas más o menos
concretas, pero en el momento en que se trata de cuestiones de la fe, de la doctrina cristiana y
de cosas que afectan al corazón, la lengua extranjera se muestra incapaz de designarlo, y entra
en escena la lengua materna.”
Por otro lado, el caso de estas lenguas religiosas también se enmarca dentro de la
actividad traductora. Aunque la autora insiste en el carácter eminentemente consciente que
tienen estos neologismos por parte del traductor, también es posible que se combinen con
interferencias involuntarias fruto del descuido.
Así pues, Chr. Mohrmann distingue tres tipos principales de innovaciones: “el
primero y más simple es tomar prestada la palabra griega. En segundo lugar se forma una
palabra nueva inspirada por el ejemplo griego (calco estructural), y en tercer lugar, se da un
sentido nuevo a palabras ya existes en latín (calco semántico)”
Asimismo hace hincapié en que la elección entre dichos procedimientos era
consciente y no arbitraria, al preferirse el préstamo o el calco estructural sobre el calco
semántico cuando el término latino que podría haberse elegido tenía demasiadas
connotaciones referentes al paganismo (propheta en lugar de vates, fatidicus;
catechumenus/audiens en lugar del auditor; sacramentum en lugar de mysterium). De la
misma forma se puede saber el grado de integración de un término (con un sentido especial)
en la lengua, dependiendo de la mayor o menor aceptación que presente entre los autores más
puristas.
Con respecto al contexto sociolingüístico de la época, la autora constata el distinto
estatus que mantenían estos nuevos términos o acepciones en los dos grupos que formaban
parte de la misma comunidad lingüística: mientras que entre los cristianos (hablantes del
lenguaje específico) las innovaciones se imponían sobre los términos y significados antiguos
hasta sustituirlos, los gentiles (que hablaban la lengua común) los conservaban igual.
Aunque al principio los cristianos eran capaces de distinguir entre los significados y
palabras nuevos y los antiguos (como lo demuestran los juegos de palabras que realizaban),
podían olvidarlos debido a que la terminología cristiana era un factor de cohesión muy
importante para este grupo particular y endógeno.
H.V. Sephiha en su interesante artículo (1980) establece la distinción entre una
traducción literal y el judeoespañol calco o “ladino”. Mientras que en la primera la lengua
traductora (el castellano) conserva sus propias estructuras gramaticales, y sólo resulta influida
por la lengua a traducir (el hebreo) en los literalismos, el ladino constituye una lengua nueva
(una lengua-calco) resultado de volcar el léxico castellano sobre la estructura morfológica y
sintáctica del hebreo.
El autor determina que el límite de la traducción literal radica en el umbral de lo
comprensible para el receptor de la lengua calco, ya que si el castellano tradujera con más
6
fidelidad al hebreo, el resultado sería tan incomprensible para un hispanohablante como para
un judeohispano. Dos lenguas nunca son idénticas, y las equivalencias que se puedan
establecer entre ellas sólo serán válidas en el marco de un compromiso o acuerdo (en este
caso, la lengua calco). Por otra parte, señala que cada lengua posee su propio límite de
traducción literal, puesto que no todas las lenguas de la diáspora que entran en contacto con el
hebreo presentan la misma facilidad de adaptación en sus estructuras.
CAP.2: TERMINOLOGÍA Y TIPOLOGÍA DE PRÉSTAMOS Y CALCOS.
1. Préstamos y calcos como procedimientos de cambio lingüístico.
Siguiendo con la terminología del lingüista norteamericano U. Weinreich existen
dos procesos dentro de la interferencia léxica: transferencia y reproducción de morfemas (lo
que su colega E. Haugen denominó importación y sustitución morfemáticas), que se
corresponden respectivamente con los distintos procedimientos del préstamo y el calco
lingüístico. En la segunda categoría entraría también el calco semántico, entendido como una
reproducción o sustitución de morfemas en tanto que consiste en una extensión del
significado.
Frente a esta terminología estructuralista norteamericana, destaca el término
genérico de “neologismo” o “neología” que ha gozado de gran éxito entre numerosos
lingüistas del ámbito francófono. G. Matoré estableció la dicotomía clásica entre neología
formal y neología semántica, en función de si la creación léxica implicaba la formación de un
signo lingüístico completo o la mera alteración (por extensión) del significado. Según esta
clasificación, préstamo y calco estructural compartirían la categoría de neología formal, al
conllevar la formación de una nueva palabra, mientras que el calco semántico sería una
neología semántica. Ahora bien, no hay que confundir estas neologías “externas” generadas
por la influencia de un modelo extranjero, con las neologías “internas” que responden a un
desarrollo autónomo de la propia lengua. No obstante, la noción de neología interna y externa
induce a error, debido a que lingüistas posteriores la emplearon para diferenciar el origen de
los medios utilizados por cada mecanismo para construir el neologismo: interno si empleaba
los medios de la propia lengua (como el calco), y externo si eran los medios de la lengua
extranjera (como en el caso del préstamo).
Por otra parte, los estudiosos germanos han diferenciado los procedimientos del
préstamo y el calco dependiendo de qué elementos del modelo extranjero se reproducían en
cada caso: la “forma externa” (el envoltorio fonético y la acepción concreta) si se trata del
préstamo, o la “forma interna” (estructura morfológica y valor conceptual) en el caso del
calco.
Así pues, el préstamo lingüístico se podría definir de manera general como el
proceso por el cual una lengua adquiere un elemento (ya sea fonético, morfológico, sintáctico
o léxico) perteneciente a otra lengua, y lo asimila adaptándolo a las normas de su sistema. De
la misma forma, calco sería el proceso por el cual una lengua identifica ciertas unidades
lexicográficas o fraseológicas, o determinadas regularidades morfológicas o sintácticas
pertenecientes a otra lengua y las reproduce con sus propios medios con mayor o menor grado
de fidelidad con respecto al modelo.
2. Inadecuación de la terminología tradicional.
Las principales carencias que presenta la terminología tradicional en lo que respecta
a préstamos y calcos son la falta de una terminología universal y la ambigüedad de la mayoría
de conceptos.
7
En primer lugar el término “préstamo” es un concepto extralingüístico, tomado del
vocabulario de la vida corriente, y en concreto, de los intercambios comerciales. E. Haugen
(1950: 211-212) pone de manifiesto lo absurdo de la metáfora, señalando que el préstamo
lingüístico tiene lugar sin el consentimiento y sin ni siquiera la conciencia del que presta y sin
la obligación, por parte del que toma prestado, de devolver lo que toma. Y propone como
alternativo el término “adopción” (ya mencionado por el filólogo español Américo Castro en
1924), aunque plantea la objeción de que dicha palabra no se presta a la derivación que sería
necesaria para designar al elemento “adoptado”.
J. Lyons (1968, 1971: 481-483) señala que en dicho ámbito de las intercambios
comerciales en el que se enmarca el término se da una relación semántica denominada
“inversión”, que consiste en parejas de operaciones comerciales opuestas: vender/comprar,
prestar/tomar prestado. Por su parte Ll. Payrató (1984: 45-58) constata que hay lenguas que
distinguen dicha relación con dos lexemas (cat. manlleu/préstec, fr. emprunt/prêt, ing.
borrowing/lending), y lenguas que como el castellano sólo presentan un sustantivo
(préstamo), y en la categoría verbal se ve obligado a emplear una molesta perífrasis
(prestar/tomar prestado). Asimismo, este autor observa cómo las lenguas que poseen dicha
diferenciación eligen siempre la noción de “tomar prestado” como término metalingüístico
(manlleu, emprunt, borrowing), por lo que se inclinan hacia la perspectiva de la lengua
receptora.
En segundo lugar, las lenguas románicas poseen un único término “préstamo” para
designar tanto el proceso como el elemento, mientras que las lenguas germánicas presentan
lexemas diferenciados: Entlehnung/Lehnwort. Este último término fue calcado tanto por el
inglés loanword, como por el francés mot d´emprunt.
Por último, tanto las lenguas románicas como las germánicas no distinguen entre
préstamo (elemento transferido) y préstamo (elemento ya asimilado) que se opone a
extranjerismo (elemento no asimilado). Por si fuera poco, en muchos casos se utiliza el
concepto “préstamo” para referirse a la noción genérica del contacto de lenguas.
Ll. Payrató advierte que el empleo de un término tan sobrecargado de acepciones
para designar los fenómenos de cambio lingüístico en general induce a error, ya que lleva a
pensar que el único tipo de contacto entre lenguas consiste en importar un término extranjero
y asimilarlo, en meras adiciones al inventario, cuando también existen otros procedimientos,
como la imitación y posterior sustitución de un modelo extranjero.
De manera similar, las lenguas románicas presentan una carencia en el concepto de
“calco”, al poseer este término único frente al alemán, que cuenta con una denominación
específica para cada clase de calco. Por su parte, el inglés loan translation es un calco del
término alemán Lehnübersetzung.
A continuación mostraremos las tipologías más completas referentes a estos
fenómenos: las del lingüista alemán W. Betz y sus continuadores, y las de los lingüistas
descriptivistas norteamericanos de los años 50 (E. Haugen y U. Weinreich), herederos de la
terminología alemana.
3. Distintas tipologías.
3.1. Tipología de W. Betz y sus continuadores.
W. Betz (1949, 1959: 135-147) basa su tipología en criterios formales: el nivel de la
lengua al que afectan los fenómenos que describe, y el grado de dependencia formal y
conceptual con respecto al modelo que reproducen. De este modo, establece una primera
distinción entre Lehnwort “préstamo”, Lehnbedeutung “calco semántico” y Lehnbildung
“calco estructural o del esquema”. Estos dos últimos, los agrupa bajo la categoría general de
8
Description:ing. pocketbook > al. Bockabuch Los textos que hemos manejado han sido el Nuevo Testamento griego de Nestle-. Aland (1898, 27ª ed. 1993)