Table Of ContentExcelente en docentia.
Ejercicios prácticos para los grados de comunicación
Editado por
Giorgio De Marchis
Mariana Herrera Capriz
Javier de la Vara
La editorial ISICS es propiedad de la International Society for Interdisciplinary
Communication Studies
Colección: Educación
Serie: Didáctica Universitaria
ISBN (versión electrónica): 978-84-126170-1-6
Primera edición en formato papel y libro electrónico: 2022
Impreso en Madrid, España
© de los textos: los autores
© de la presente edición: ISICS
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ciegos.
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la editorial ni de los editores o coordinadores de la publicación. Asimismo, los
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incluir material protegido por derechos de autor.
El presente libro está ligado a la convocatoria Innova-Docentia, UCM,
curso 2021-2022, proyecto nº 45.
Libro gratuito.
Número de páginas: 350
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Tabla de Contenido
1. Prólogo ..........................................................................................................5
2. La clase invertida en Teoría de la Comunicación ........................................15
3. Calidad y excelencia en la práctica docente: Definición global y caso de análisis
de la Universidad Nebrija ............................................................................33
4. Ejercicio de aprendizaje autorregulado entre estudiantes universitarios de
Ciencias de la Información ..........................................................................49
5. El role-play en el aprendizaje de la Comunicación Política .........................73
6. Role-play como estrategia docente en Comunicación de Crisis ..................89
7. Producto de comunicación profesional de marca personal ........................101
8. Gestión de redes sociales: Creación y actualización de la cuenta de Instagram
del Máster en Comunicación Social @mucs_ucm .....................................117
9. Práctica en la asignatura de Empresa Informativa ....................................139
10. Referentes periodísticos como propuesta práctica en Fundamentos del
Periodismo .................................................................................................151
11. La adquisición de competencias de los estudiantes a través del desarrollo de
ejercicios prácticos: Aprendizajes mediante la organización de una entrega de
premios ......................................................................................................167
12. El Laboratorio de televisión de NML: Adaptación de las prácticas a la
modalidad híbrida .....................................................................................195
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13. Píldoras audiovisuales y sonoras en redes sociales: Ejercicios de aprendizaje y
evaluación para futuros comunicadores .....................................................213
14. Realización de un cortometraje documental para la aplicación práctica de
contenidos teóricos y la formación integral del estudiante ........................231
15. Producción Audiovisual: Cine. Planteamiento y ejecución .......................245
16. Participación y aprendizaje activo: Adaptación clase invertida online para
Marketing Cinematográfico ......................................................................267
17. Prácticas de innovación docente en la enseñanza de la edición y la
postproducción ..........................................................................................283
18. Madrid como aula: Aprender Dirección Cinematográfica en las calles ...297
19. Los recursos de los museos y de los espacios expositivos para mejorar el proceso
de enseñanza y aprendizaje ........................................................................317
20. Proyecto Espejo: Internacionalización, emprendimiento social y TICs ...335
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Prólogo
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Angel L. Rubio
Si el objetivo último de la enseñanza es lograr el aprendizaje de los estudiantes y
alcanzar las metas establecidas en los diferentes planes de estudios y niveles de
formación de los alumnos, la evaluación del docente debería valorar si las acciones
de este contribuyen o no a la consecución de dicho objetivo. Parece sencillo, pero
la evaluación en el ámbito educativo, y más cuando se trata de la labor docente, ha
sido siempre motivo de preocupación y crítica y ha supuesto, en la última década,
una profunda transformación del marco pedagógico.
El propio concepto de evaluación está sujeto a diferentes interpretaciones, y, en
muchas ocasiones, queda limitado a una visión reducida y sesgada consistente en
1 Universidad Complutense de Madrid. [email protected]
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Excelente en docentia
interpretarla como la medida para comprobar si el alumnado ha superado los objetivos
establecidos en una asignatura o titulación. Entendida así, la evaluación pierde el
valor que le corresponde como herramienta para mejorar la calidad educativa. Una
calidad que depende en gran medida del profesorado y de sus competencias para
garantizar el aprendizaje del estudiante. Por eso, la finalidad última de la evaluación
debe ser facilitar la toma de decisiones informadas y orientadas a la mejora de la
calidad del proceso educativo. Para ello, la evaluación educativa debe suponer un
profundo ejercicio de reflexión crítica sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje y
analizar tanto la consecución de las metas por parte del alumnado, como el programa
de enseñanza y, por supuesto, la propia labor de los docentes.
Ahora bien, para que la evaluación de la labor docente sea verdaderamente justa,
completa y sirva para ayudar al docente a enseñar mejor, ha de partir del
conocimiento de las labores que éste desarrolla en el aula, partiendo de la esencia
misma de lo que entendemos por enseñar. A este respecto, el filósofo John Dewey
publicó en 1916 Democracia y educación: una introducción a la filosofía de la
educación, obra de referencia en el ámbito educativo del siglo XX, en la que definía
la acción de educar como el proceso de creación de un ambiente donde, utilizando
determinados métodos y materiales, se promueve el desarrollo del educando en una
determinada dirección. La enseñanza, por lo tanto, es un proceso sistemático que
se realiza siguiendo una metodología compuesta por estrategias, métodos y técnicas
didácticas que se aplican de manera secuencial, pertinente y organizada y ocurre
en un contexto que puede favorecerla o entorpecerla. Es el docente el responsable
de preparar las condiciones para que ocurra el aprendizaje empleando los recursos
y materiales didácticos que considere oportunos, organizando los tiempos y las
tareas con el fin último de alcanzar la comprensión del conocimiento y cumplir con
las metas establecidas. Todo ese proceso, consistente en la planeación, ejecución y
evaluación de la enseñanza, y las competencias y cualidades profesionales para
llevarlo a buen término es lo que hoy en día somete el docente a evaluación.
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Prólogo
Para que esta evaluación de la actividad docente ayude a la observación y
verificación de los progresos y a ofrecer caminos de evolución al propio docente,
debe estar al servicio del profesorado, quien tiene la obligación de ser cada vez mejor
en su labor formativa. De ahí la importancia de construir un marco de referencia
de competencias y cualidades profesionales para los docentes que responda a las
necesidades cambiantes y que sea promovido en cooperación con todas las partes
interesadas. En esa dirección apunta la legislación educativa vigente en nuestro país
desde 2020 (LOMLOE) y el documento publicado en enero de 2022 por el
Ministerio de Educación y Formación Profesional en el que se presentan 24
propuestas de reforma para la mejora de la profesión docente, vinculadas al análisis
y diagnóstico de la situación actual, y que inciden especialmente en la formación
inicial, el acceso a la profesión docente, la formación permanente y en el desarrollo
profesional. Según este documento, el desarrollo profesional docente debe contar
con instrumentos que permitan una evaluación de la función docente, que debe ir
vinculada con el marco de competencias profesionales. Esta evaluación debe partir
de un informe de autoevaluación que permita al docente valorar los aspectos
específicos de su función en el marco de la autonomía del centro. También deberá
contar con la participación de los diferentes órganos de gobierno y de coordinación
docente del centro. Por último, deberá compaginar su solicitud voluntaria con la
obligatoriedad de participar en aquellas actuaciones formativas que deben superarse
para acceder al desempeño de la función directiva o la superación de la fase de
prácticas, entre otros puestos. El Ministerio de Educación y Formación Profesional
insiste, además, en que la finalidad de la evaluación debe ser primordialmente
formativa y acreditativa y debe también permitir el reconocimiento de la complejidad
de las tareas desempeñadas, más allá de la valoración de la formación permanente
superada. Además, debe servir para identificar necesidades del profesorado a la hora
de programar esa formación permanente.
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La finalidad de la evaluación docente debe ser, por lo tanto, la mejora de la
enseñanza y no debe consistir en juzgar al profesor. Sin embargo, hasta fechas
relativamente recientes, los diferentes sistemas de evaluación docentes aplicados en
las Universidades parecían centrarse en la segunda cuestión. Los cuestionarios
aplicados a los estudiantes, los estudios de casos, las evaluaciones a partir de los
resultados de aprendizaje o el rendimiento académico de los estudiantes o, incluso,
las evaluaciones por valor agregado, que comparan el rendimiento escolar en dos
momentos (al inicio y al final de la experiencia instruccional), han sido métodos
habituales de evaluación de la labor docente que, a pesar de sus aportes positivos,
presentaban importantes limitaciones, si bien no consideramos que sea este el
espacio para analizarlas. Del estudio y análisis de estos métodos habituales han
derivado los nuevos modelos de evaluación de la calidad de la actividad docente en
los que participan tanto el colectivo docente como los estudiantes y quienes
desempeñan cargos de responsabilidad académica.
El actual ordenamiento del sistema universitario español establece que las
instituciones de educación superior deben garantizar la capacitación y competencia
del profesorado como parte del sistema de garantía de calidad para los títulos
oficiales de grado y máster y que deben desarrollar procedimientos para la valoración
de su desempeño. Para facilitar dicha evaluación, la Agencia Nacional de Evaluación
de la Calidad y Acreditación (ANECA) puso en marcha en 2007 el Programa de
Apoyo para la Evaluación de la Actividad Docente del Profesorado Universitario
(“Docentia”), en el que participan más del 90% de las universidades españolas,
incluida la Universidad Complutense de Madrid. Este modelo de evaluación se
enmarca en el conjunto de actuaciones destinadas a construir un escenario que
favorezca los principios de calidad, movilidad, diversidad y competitividad entre
universidades europeas creando un Espacio Europeo de Educación Superior. Este
modelo de evaluación, en el que el profesor se significa como uno de los elementos
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Prólogo
esenciales que garantiza la calidad de las enseñanzas de educación superior, tiene
un triple propósito: la mejora de la calidad de la enseñanza, la generación de
información útil para la evaluación del desempeño de un profesor y la asunción de
la responsabilidad institucional, ofreciendo procedimientos adecuados, fiables y
válidos para garantizar la calidad de la enseñanza.
Siguiendo las pautas de lo que indicábamos anteriormente, y para abarcar todo
el proceso de la enseñanza sin limitarse exclusivamente a la parte del trabajo en el
aula o a la evaluación de los resultados finales, el Programa Docentia de la
Universidad Complutense de Madrid se organiza en torno a tres grandes
dimensiones de evaluación de la Educación Superior: la dimensión estratégica, la
dimensión metodológica y la dimensión de resultados, revisión y mejora.
Tal y como señala el Modelo de Evaluación de la Actividad Docente del
Profesorado de la UCM en su convocatoria del curso 2021-2022, la dimensión
estratégica hace referencia a la finalidad con la que la Universidad lleva a cabo este
proceso de evaluación y que no es otro que la mejora continua de la calidad de las
actividades docentes, en tanto que elemento esencial para poder garantizar la calidad
de los procesos de docencia y de aprendizaje dentro de la propia Universidad.
Respecto a la dimensión metodológica, el programa de evaluación tiene en
consideración cuatro criterios fundamentales: a) la adecuación, es decir, que la
actividad docente esté alineada con los objetivos formativos y las competencias
recogidas en el plan de estudios y con los objetivos de la institución; b) la satisfacción
u opinión favorable respecto a la actividad docente por parte de los demás agentes
implicados, especialmente los estudiantes, el profesorado y los responsables
académicos; c) la eficiencia, consistente en que la actividad docente propicie que los
estudiantes logren los resultados previstos, en términos de objetivos formativos y
competencias explicitadas en el plan de estudios; y d) la orientación a la innovación
docente, es decir, que la actividad docente se aborde desde una reflexión sobre la
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