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Enciclopedia gráfica del México antiguo
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Los dioses menores
Salvador Mateos Higuera
S E e R E T A R Í _-\ D E H _-\ e 1 E ~ D A Y eRÉ D 1 T o P Ú B L 1 e o
Frontispicio:
Los Ehecatontin,
según el Códice Borgia. p. 31)
Arturo Delgado (color)
Miguel Momoy (dibujos)
Primera edición, 1994
© D.R., 1994, Secretaría de Hacienda ,-Crédito Público
ISBN 968-806-556-0 por la obra completa
ISBN 968-806-645-1 por el tomo 1\-, Los dioses menores
Impreso y hecho en México. Pr-iTltM iTl _\fmeú
Proemio
N LOS TRES PRIMEROS tomos de Segundo grupo. Es el de las Cihuateteo, Diosas
esta Enciclopedia han quedado es Mujeres. Lo encabezan cinco mujeres de dife
tudiados y expuestos los dos dioses rentes colores, denominadas con fechas calen
supremos e increados; los cuatro dáricas, todas con el numeral 1. A esas cinco
hijos de éstos, que son los creado les siguieron incontables madres que perecie
res; los siete creados de la primera ron por su desdicha, a la vez que por su fortu
generación y un puñado reducido de la segun na, en el acto heroico del alumbramiento,
da. Todos ellos constituyen el núcleo de las como Mocihuaquetzque, Mujeres Valientes, o
grandes deidades de la religión pretérita de los Cihuateteo, Diosas Mujeres, que dieron su ex
mexica. Sin embargo, queda todavía un conjun istencia a trueque de un recién nacido para la
to mayor en número, aunque de cualidades y adoración de los dioses.
culto más reducidos, a los que es preciso llamar
dioses menores. Tercer grupo. La potencialidad creadora del
Éstos forman grupos o conjuntos más o dios Quetzalcóatl, en su desdoblamiento como
menos considerables en número, que en su Ehécatl, Viento, que en la mentalidad del sa
mayoría están comprendidos bajo un solo cerdocio mexícatl cobraba formas semihuma
nombre: nas, con garras en manos y pies, provistos de
una máscara bucal roja y de forma semejante
Primer grupo. El de los Centzontotochtin, Cua a la de su creador. Estos pequeños seres repre
trocientos o Innumerables Conejos. Como lo sentaban tanto las poderosas y destructoras
indica el nombre, estas deidades eran inconta fuerzas del vendaval, como la suavidad de la
bles, porque dentro de esta denominación se brisa y por ende eran temidos e invocados,
hallan considerados los dioses de las numero pues tras de sí iban las ráfagas de vientos
sas regiones !l1agueyeras del México antiguo; imponentes a veces, como las serpientes con
los de las variadas clases de pulque; los de los que se les representaba, ondeando por la at
múltiples efectos de esta bebida, que podían ir mósfera.
desde la alegría, hasta la inconsciencia y la
locura. Cuarto grupo. El de los Huehueteteo, Dioses
De aquellos plantíos magueyeros se han Viejos o Antiguos. Aquéllos cuya vida floreció
perdido las huellas y los nombres, la clasifica durante las cuatro eras anteriores a la del Sol
ción de las plantas, sus vinos y efectos; excepto Piltzintecuhtli-Tonatiuh, el que llegó a ilumi
los nombres de unos cuantos de los Centzon nar a los primeros azteca y después mexica.
totochtin que por tener dominio sobre ciertas Dioses a los que se les suponía en eterno
áreas productoras del vino mexícatl, el octli, o descanso después de haber expuesto sus cuer
sobre determinadas clases de éste, eran llama pos a las puntas y filos de las obsidianas y haber
dos por medio de un gentilicio, como Tolté regado su sangre en el campo de batalla, por
catl, El Habitante u Oriundo de Tula; Tepozté sus dioses y sus tribus. Dioses guerreros que
catl, El Originario de Tepoztlán, o bien por sus descansaron y descansarán tendidos en los
efectos, como Teatlahuiani, El Ahogador. altos cielos a ellos destinados.
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Proemio
Q!.tinto grupo. Los Pochtecateteo, Dioses de los compañeros de las Cihuateteo, surgidos des
~Iercaderes. Trátase de los seis protectores de pués de su muerte hacia la deificación y como
los traficantes, esos intrépidos hombres que ellas, moradores del tercer cielo, sólo que del
a\-enturaban sus vidas y sus fortunas por las lado oriental, como los Huehueteteo y los Teo
más remotas y peligrosas tierras, entre desier yaomicque, por lo que hay que considerar
tos y pueblos amigos y enemigos, para hacer dicho tercer cielo con una población de Dioses
trueques, para llevar y traer las mercaderías (que fueron) Hombres, tan numerosos como
más codiciadas, como joyas, plumas ricas, ce ningún otro.
rámica admirable, medicinas. Y también, ¿por
qué no?, para espiar a los pueblos extranjeros Octavo grupo. El de los Tlaloque. Seres de
e informar al soberano de la capital tenochca estatura reducida, creaciones del poderoso do
respecto a su situación política y militar y, en minador de las aguas, Tláloc, moradores de un
ocasiones, hasta lanzarse contra grupos hosti paraíso, el Tlalocan, lugar de fertilidad, frescu
les a su señor. ra y alegría, donde se levantaba su casa. En ella
El dios solar y Tlazoltéotl eran invocados y estaban cuatro barreñones, uno con agua bue
reverenciados durante dos periodos del día na y tres de efectos perjudiciales. La casa tenía
por los favores que les prodigaban en sus an cuatro salidas por donde, como parvada de
danzas llenas de peligros, privaciones y fatigas. aves, salían a predecir con truenos la llegada
También tenían a Yacatecuhtli, el que iba por de las aguas y después regresaban con los
delante, como la nariz, que era su guía infalible cántaros llenos para vaciarlos sobre la superfi
y otros tres señores, probablemente con atri cie de la tierra. Esos invisibles benefactores
butos distintos, que los llevaban a terminar sus que el hombre sólo veía bajo el aspecto de
misiones, casi siempre con éxitos que los ha nubes eran incontables y su misión continua,
cían famosos, ricos y admirados. A fuerza de cumpliendo los designios de su dios. Tenían a
valor, perseverancia, riesgos y sabiduría mer su disposición, además del trueno, el rayo,
cantil, después de veintenas y veintenas y aun constituido por los fragmentos de los cántaros
de años, volvían triunfantes a las goteras de que se rompían, y que en el trayecto se conver
Tenochtitlan. tía en fuego para ir a quemar bosques y matar
animales y hombres. Hacía algunos daños, a
~to grupo. El de los Teoyaomicque, Los Gue cambio de los beneficios que el agua extraída
iTeros Muertos Divinizados o, como se les ha del primer cielo producía en el mundo.
llamado, Las almas de los Guerreros Muertos,
idénticos a los Huehueteteo, sólo que estos Noveno grupo. El de los Tzitzimime, de etimo
eran de la presente edad. Es decir, los que logía incierta. Seres de ambos sexos, un tanto
murieron a la luz del Quinto Sol o bajo la semejantes a los humanos y un mucho fantas
claridad de la ~uz lunar de Tecciztécatl. Éstos y males por sus cuerpos esqueléticos, sus múlti
los prisioneros fenecidos sobre la piedra de los ples caras espantosas y sus adornos tétricos de
sacrificios, al golpe certero del sacerdote sacri cráneos y corazones. Tan espantosas creaturas
ficador; así se les veía, según sus creencias, ocupantes del segundo cielo, en donde se alo
subir de inmediato al tercer cielo para confun jan las estrellas, tienen un destino ominoso
dirse con los demás merecedores de participar para la quinta humanidad, a la que pertenece
en los simulacros de guerra, los cantos y las mos, pues están aguardando el fin del Quinto
danzas en su nueva vida ultraterrestre y mirar Sol para descender a la Tierra y destruir con
al ascenso del astro de los rayos de oro, hasta sus poderosas osamentas a los hombres de
el cenit. todas las razas v todos los colores.
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Séptimo grupo. El de los Tlacateteo, Dioses Quedan por presentar y describir otros dos
(que fueron) Hombres. Bien podría conside grupos numerosos, el de los Centzonhuizna
rárseles como los númenes de los cinco, los hua. Los Innumerables de la Región de las
macuilli, porque cinco eran ellos. cinco el nu Espinas. o sea el Sur, que fueron hermanos de
meral que entre sus designaciones se encuen Coatlicue y Coyolxauhqui y que participaron
tra, cinco los colores de sus cuerpos y cinco los en el intento de dar muerte a la primera por
patrocinios que se les atribuven_ Son como instigaciones de la segunda.
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Proemio
La mayoría de ellos fueron muertos por el Mixcóatl, el dios cazador que dejó los cielos
arma de Huitzilopochtli, la serpiente de fuego, alguna vez para incursionar por las tierras que
xiuhcóatl, y los restantes, fugitivos por el terror, más tarde serían de los tlaxcaltecas.
que se refugiaron en los confines surianos. Estos dos últimos grupos no se incluyen en
El último grupo por mencionar es el de los esta obra por la carencia de imágenes, ya que
Centzonmimixcoa, Las Cuatrocientas o Innu se consideran indispensables para su descrip
merables Serpientes de Nubes, seguidores de ción.
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82/1. Meyahual, La Rodeada de Magueyes, la diosa de los
múltiples dones, por la planta del maguey, metl. (Borb. p. 8.)
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Meyahual
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A PLANTA quizá más generosa que La planta-diosa es representada como una
el mexicano antiguo tuvo a su al mujer joven, ya emergiendo de una planta de
cance para cubrir buen número de agave, o sentada al frente de la misma, o de pie,
sus necesidades fue llamada metl, con un pequeño maguey un poco atrás de su
U pero nosotros la llamamos con un cabeza. Suele estar tocada con penachos de
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a
nombre de origen caribe: maguey. plumas ricas, la frente ceñida con una venda
Además de la parte alimenticia que prodi de varias bandas de color azul y blanco; o con
gaba con su jugo calmando la sed, daba bríos una venda de algodón sin hilar, y dos malacates
al desfallecido y calor al anciano, y todas sus con hilos de algodón enredado; o lleva el cabe
partes eran y aún son aprovechadas: la pulpa llo suelto, como la diosa Tlazoltéotl y, tras la
de sus hojas servía para manufacturar el papel nuca, el adorno de papel plegado como abani
que habría de utilizarse en los adornos de los co dividido en dos secciones, goteado con
dioses y de los templos; la gente de pocos hule. Su decoración facial varía, pues la encon
recursos usaba las pencas a modo de tejas para tramos pintada con un color azul que le cubre
sus chozas, como bateas para recoger la masa el rostro, excepto por unas porciones amarillas
y también como leña, una vez secas; de las en forma de cuartos de disco; o con la cara
mismas se obtenían las fibras para ayates y amarilla, bandas rojas sobre la frente y bajo la
cuerdas. El mequíotl, tronco del maguey creci boca, alrededor de las mandíbulas.
do, se utilizaba como morillo y, cuando fresco, Viste quechquémitl, prenda que le cubre el
era asado y comido con agrado. Las púas se pecho, los hombros y la espalda; huipil blanco,
tenían en gran estima, pues eran instrumento como la bebida y su espuma, con secciones en
para el autosacrificio: con ellas se punzaban la parte inferior, rojas y azules, onduladas
las carnes haciendo brotar la sangre, alimento como el agua. En cuanto a joyas, luce una
mágico de los dioses; también servían como nariguera de turquesa, xiuhyacámitl, o narigue
agujas, clavos y alfileres. Los troncos, las raí ra de luna, yacametztli; orejeras con colgajos de
ces, las flores, toda la planta podía alimentar, jade, chalchiuhnacochtli; collar de varios hilos
vestir y albergar al pueblo. No pudo por tanto de cuentas y cascabeles, y un pectoral de oro
permanecer en la mentalidad religiosa de en forma de disco. En las manos lleva una
nuestros antepasados como una simple planta cuerda o una vasija con el blanco licor espu
y fue deificada. ¿Cuándo? Esto, si lo supieron meante desbordándose; un bastón-sonaja o
los sacerdotes, no lo revelaron en los códices una bolsa de papel.
ni al insigne fray Bernardino de Sahagún. Di
cha planta debió ser deificada desde los albo
res de la religión mexícatl, puesto que la diosa Su leyenda
Meyahual aparece como deidad de la octava
trecena del tonalpohualli, cuenta muy antigua Durante el octavo año de acaecida la resurrec
del tiempo, y patrona del signo tochtli, conejo, ción de la Tierra, en el Chicuey Calli, Ocho
octavo de la serie de los veinte signos emplea Casa, 1045 d.C., los dioses decidieron crear
dos para denominar los días. nuevamente a los macehualtin, servidores, ado-
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Meyahual
82/ 1 bis. Disgregación de la figura
de esta diosa. (Borb. p. 8.)
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