Table Of Content© 1983. Menene Gras Balaguer
Editora Nacional. Madrid (España)
ISBN: 84-276-0625-7
Depósito legal: M. 13.666-1983
Impreso en Gráficas Valencia, S. A.
Paseo de Talleres, 18. Madrid-21
CLASICOS PARA UNA BIBLIOTECA CONTEMPORANEA
Pensamiento
Serie dirigida por José Manuel Pérez Prendes
JULIEN-OFFRAY DE LA METTRIE
OBRA FILOSOFICA
Edición preparada
por Menene Gras Balaguer
EDITORA NACIONAL
Torregalindo, 10 - Madrid-16
Deseo expresar mi agradecimiento a Claudio
Guillen, por su interés y sus consejos en la
realización de esta edición de las obras de La
Mettrie, y a Agustín García Calvo, por su con
tribución en la traducción de las citas latinas,
que se encuentran en el texto original.
INTRODUCCION
La Mettrie es una figura comúnmente asociada a la tradición
de la filosofía materialista que se inicia desde la A?itigiiedad, y cuya
continuidad se ve ensombrecida por el aristotelismo e interrumpida
posteriormente por la escolástica. Sólo tras el siglo de Descartes o
el llamado siglo de la Contrarreforma cobrará de nuevo vigencia, pese
a que el mismo Descartes podía haber sido uno de sus defensores,
de no constituir una amenaza para los principios de su Metafísica.
Ciencia ésta, hasta el siglo XVI, considerada por encima de todos
los saberes particulares e identificada con la actividad de filosofar,
legitimadora a su vez de los sistemas filosóficos e incluso de las
instituciones establecidas, por hallarse aliada habitualmente con la
religión. Si bien la rigidez impuesta por la Metafísica en el área del
saber se debilita entre otros fenómenos por los avances de la física
moderna, desde Copérnico hasta Newton ¡, y este proceso queda de
algún modo representado en el panteísmo y el dinamismo del arte
del Barroco 2.
1 Los avances de la física moderna de Copérnico (1473-1543) hasta Newton
(1642-1727) constituyen un factor decisivo en la transformación de la ciencia
y de la vida en general. La física moderna revoluciona la ciencia aristotélica
porque basa el análisis de la naturaleza en la hipótesis a pnori pero con una
confirmación en la realidad a posteriori. Con Copérnico, Kepler (1571-1630),
Galileo (1571-1636) y Newton, la física se erige en ciencia, convirtiéndose
en el antecedente inmediato de la ciencia experimental.
2 El Barroco —denominación que no se emplea hasta el siglo xix— no
tiene carácter unitario sino cósmico; sacrifica el orden típico del clasicismo
a la sensación, y la eternidad al instante. Como producto de la revolución
El porqué se desconoce a La Mettrie o sólo se tiene de él una
noción vaga se debe a la ignorancia difundida con respecto a la
filosofía materialista en general. A menudo ello se hace residir en
la amplitud del término, al igual que ocurre con la filosofía racio
nalista, pues en ambos casos únicamente íe implica un contenido
específico cuando se circunscriben en una determinada época: por
una parte, la materia ha sido interpretada diversamente, por otra,
es evidente que cada corriente de pensamiento ha invocado la razón
a su manera y para determinados fines.
En primer lugar, cabe recordar que la tradición materialista
antigua no se conoce como tal hasta que Descartes distingue su
res cogitans y su res extensa. Giordano Bruno todavía hacía corres
ponder materialismo y epicureismo, sin discernir los componentes de
estas doctrinas, que pese a aparecer asociadas en muchas ocasiones
no se invocan necesariamente la una a la otra para justificarse. Ade
más hay que tener presente que el materialismo mecanicista fran
cés deriva inmediatamente de 1a. física cartesiana y, por lo tanto,
que la evolución del materialismo, con la definición que le es propia,
es inseparable del respectivo desarrollo del mecanicismo. La divul
gación del uso de este término comporta diversas significaciones,
que interpretan recíprocamente distintas realidades. Por ejemplo, el
término griego «mejané» significa intención engañosa, máquina, y
especialmente máquina de guerra y máquina teatral. Consecutiva
mente, el «mejanichós» era el hombre hábil en artes mecánicas, así
como en la Edad Media, el «ars mechanica» designaba un arte in
ferior y subordinado 3. Las ligeras modificaciones que se introducen
no son casuales en la medida en que éstas ilustran la necesidad de la
adecuación del término a una nueva realidad, la cual, evolucionando
en razón de su estructura, hará descubrir la analogía que reina entre
todos los cuerpos que componen la naturaleza y que, en definitiva,
no es más que el principio de causalidad, base del mecanicismo mo
derno.
La noción de la máquina, por otra parte, varia fundamentalmente
en relación a los avances técnicos, que se desarrollan en los si
glos XVII y XVIII. La Europa pre-industrial sólo poseía dos fuen
tes de energía, el viento y el agua, capaces de procurar el movimiento.
Los inventos que preludian la etapa del maqumismo y de la revo
copernicana por la que el sol ocupa el centro del universo, mientras la tierra
y los demás planetas giran en tomo suyo, el barroco se convierte en el eco
de los espacios infinitos plasmando la correlación del Todo al Ser, que es
característica a todas sus manifestaciones.
3 El Diccionario de Filosofía de Ferrater (Ed. Sudamericana, Buenos Aires
1975, 5.a ed.) interpreta así estos términos en el artículo Mecanicismo.
lución industrial son todavía rudimentarios en vida de La Mettrie.
En 1690, Denis Papin ya había descubierto los procesos sucesivos
de dilatación y condensación del vapor generado por la ebullición
del agua en un recipiente cilindrico, pero el dispositivo no tuvo
utilidad inmediata, si bien sirvió para demostrar que la energía
generada por el vapor podía ser transformada en movimiento.
La primera máquina de vapor concebida para una aplicación in
dustrial fue patentada por 1 bomas Savery en 1698. A principios
del siglo XVIII, con Tbomas Newcomen, la máquina de vapor al
canzó rentabilidad económica y eficacia industrial al aumentar su
potencia. El escocés James Watt (1736-1819) convirtió la máquina
de vapor en el verdadero motor de la Revolución industrial. Pero,
en tiempos de La Mettrie, la máquina de la era moderna no había
tenido aplicación práctica aún, salvo en la industria textil, donde
se venía utilizando la energía hidráulica mediante la rueda de pa
letas desde el siglo XIII.
No obstante, las observaciones acerca del movimiento que el
mecanicismo comporta, señalan una independización de la causa y
el efecto de los fenómenos que la máquina moderna —o incluso el
previo sueño de esta máquina—• consolida. Descartes lo constata al
presentarse como el gran sintetizador del mecanicismo universal e in
tentar la explicación de la naturaleza como una gran maquinaria, un
todo mecánico indivisible, si bien este filósofo no se desprende de
la idea propugnada por el animismo medieval que veía en Dios al
relojero de este gran reloj gigantesco y de complicados resortes, al
que la naturaleza se comparaba metafóricamente.
De la aplicación cartesiana de las leyes esenciales del mecanicis
mo estricto a los fenómenos de la naturaleza se infiere paradójica
mente la contradicción en que Descartes incurre, toda vez que su
sistema filosófico excluye esta proyección del mecanicismo en el
dominio de la Metafísica, para mantener a la filosofía a resguardo
de todo germen de irreligión y de condena por parte de la Iglesia.
No podría evitar, sin embargo, que su contradicción inicial hiciera
surgir las divergencias entre sus seguidores (Malebranche, Spinoza,
Leibniz y el mismo Bayle), que los primeros deístas ilustrados de
final de siglo aprovecharán para rebatir su sistema.
Es pues en el marco de las controversias creadas entre cartesia
nos y no-cartesianos donde La Mettrie fundamenta su sistema ma
terialista con el objeto de llevar a cabo lo que, según él, Descartes
no se atrevió a hacer; esto es, no utilizar otras luces que las apor
tadas por nuestra razón, y no partir de otra fuente de conocimiento
que de la experiencia. Pero La Mettrie reunía a su vez las armas
del empirismo inglés, procuradas por los seguidores del Novum
Organum4, las innovaciones de Newton con sus principios para una
metodología de las ciencias, y las de Locke con su teoría del cono
cimiento.
En esta conjunción de factores aparentemente dispares, La Met
trie aparece como el verdadero iniciador de la corriente materialista
que se desarrolla en la Francia ilustrada del siglo XVIII y que pre
tende ser una alternativa radical a la filosofía anterior. Radicalidad
que no admite siquiera el deísmo —pese a que la Iglesia confundiera
deísmo y ateísmo en un mismo mal— considerándolo imbuido de
un espíritu conciliador con ese espiritualismo que tan bien encarna
el Dios de Voltaire, dios desprovisto de todas las atribuciones di
vinas y metafísicas que servían a los cartesianos para legitimar su
existencia, pero que seguía siendo la causa contingente o razón pri
mera de los movimientos.
La vida de La Mettrie no ha sido descrita en ninguna autobio
grafía, ni se conservan documentos personales —a excepción de una
carta5 dirigida a su hermana con motivo de la muerte de su hijo—,
que permitan reconstruirla. Todo cuanto se sabe de testimonios
de la época se reduce al elogio elaborado por el rey de Prusia6,
algunas observaciones de Voltaire, y la breve descripción que nos
hace de él Thiébault en sus Memorias de Berlín 1. Asimismo, las
biografías contemporáneas además de ser escasas, no poseen más
datos que los aportados por los documentos citados.
Pero la carencia de un anecdotario personal abundante no es
un obstáculo para el conocimiento de este autor, por ubicarse en
la encrucijada de esta época de agitaciones y alarmas, caracterizada
por la confluencia de corrientes de pensamiento e ideas, y por la
efervescencia social, política y económica de la primera mitad del
siglo XVIII, bajo el absolutismo de Luis XIV y el poder deca
dente de Luis XV.
4 El Novum Organum Scientiarum (1620) es una propuesta para la re
forma del cuerpo que integran las ciencias. Su autor, Francis Bacon (1561-1626),
estima que la verdad ha de ser el objeto del saber filosófico, y que ésta
depende de la experiencia guiada por el razonamiento inductivo. Esta obra
se incluye en la Instauratio magna junto con Sylva sylvarum, y se considera
el punto de partida del empirismo inglés que se desarrolla en el siglo xvn.
5 La hermana de La Mettrie era una tal Mme. Millet. La carta que se
menciona, fue reproducida por Pierre Lemée, el cual la copió del Museo de
Saint-Málo. No tiene fecha, y se incluye como apéndice en su trabajo sobre
La Mettrie, Ed. Mortinais, 1954.
6 Este documento se incluye al final de la presente edición, a modo de
anexo.
7 Se hace referencia a la obra siguiente: Vingt ans de ans de séjour a
Berlín, Paris, 1860.
Se trata de una época de transformaciones aceleradas que, frente
al equilibrio del clasicismo impuesto por Richelieu 8 en el dominio
de las artes y las letras, parece heredar el movimiento intrínseco a
la noción moderna que se atribuye al Barroco, configurando por así
decir la llamada crisis de la sensibilidad europea 9 mediante una
aplicación práctica y consciente de su eón 10 en el progresivo cambio
social, en la corrosión de los valores estatuidos y en la preocupación
activa por el futuro de la humanidad.
La filosofía se vive como desviación de su objeto habitual, opo
niendo en primer lugar la Razón a la tradición, y acercándose a la
fisiología, a la física y a las ciencias naturales que, respectivamente,
desplazan a la metafísica y a las matemáticas, fundamento inapelable
del saber en el siglo XVII. Este proceso se ve favorecido de un
modo exhaustivo por la inminencia de la investigación y de los
descubrimientos pertenecientes al dominio de la medicina, la bio
logía y la botánica, impulsados a su vez por los avances de la física
moderna con respecto a la antigua ciencia aristotélica. Corolaria-
mente, es el mismo progreso de las ciencias experimentales el que
contribuye de por sí a minar la base de las ciencias especulativas,
apartándose de ellas y determinando la especialización de los dis
tintos saberes. Por último, la difusión de un saber práctico —con
secuente con la defensa de un saber experimental— renueva el ob
jeto de la filosofía toda, en correspondencia con el desarrollo de las
fuerzas de producción y la industrialización que construye las nuevas
ciudades y núcleos urbanos. Los antecedentes más inmediatos se
encuentran en la orientación seguida por la tradición empirista in
glesa desde Bacon —y la incipiente disolución del cartesianismo, que
8 Armand-Jean du Plessis, cardenal Richelieu (1585-1642), político, hombre
de Estado; su influencia en el gusto francés del siglo xvii fue decisiva, no
sólo por el mecenazgo que ejerciera en el dominio de las artes y las letras,
sino porque en 1634 fundó la Academia de Francia. Trató de fijar la lengua
para hacer de ella la expresión perfecta del espíritu francés mediante la
publicación de un diccionario y una gramática.
9 La crisis de la sensibilidad europea se hace corresponder con una época
de depresión generalizada. Para Benedetto Croce (1866-1952) en Storia dell'Eti
barroca in Italia, los únicos valores positivos del siglo xvn son la ciencia
experimental, las reivindicaciones del derecho natural y religión natural, y la
gestación que hacía avanzar a Europa hacia la tolerancia. En el estilo ba
rroco, sólo veía la decadencia del arte. Esta actitud es común a otros au
tores, que no aprecian las manifestaciones de este arte sino como símbolo
de la ausencia de sensibilidad.
10 Eugenio d’Ors utiliza la categoría de eón por el contrario, para definir
el movimiento constante que parece abarcar todas las manifestaciones de la
vida del siglo xvii, rescatando una época condenada al olvido. Este eón se
puede ver asimismo encarnado de un modo consciente o inconsciente en la
inquietud y en la mentalidad de cambio, del siglo que le sigue.
ya proyectan adversarios del método de Descartes como Gassendi,
los Spinoza, los Bayle y los Fontenelle— con los efectos sociales que
se desprenden de ella. Como instruyen las Lettres anglaises 11 de
Voltaire, el cambio que se extiende a todas las esferas de la vida
colectiva reside en el creciente progreso y riqueza de las naciones,
mediando la tolerancia y relajación de costumbres por las que luchan
la confianza y el optimismo del hombre del siglo XVIII.
El médico-filósofo, como se denomina a La Mettrie, es un pro
totipo que se da perfectamente en esta época, pues, ¿qué científico
no se siente inspirado para filosofar ante la magnitud y sorpresa de
sus descubrimientos? Más aún, cuando la filosofía se propone seguir
vigente a partir de un cientificismo interpretado en términos del
saber que aportan la práctica y la experiencia en el dominio de las
ciencias particulares. Que así, los llamados Enciclopedistas consi
deren en ocasiones al médico para humillar al filósofo o viceversa,
es un problema de rivalidad que no influye en ulteriores considera
ciones, si no es, por el contrario, para adoptar cierta comprensión
a la vista de algunos de sus defectos, como la frecuente reiteración
y falta de rigor de su estilo. Por lo demás, ha de tenerse en cuenta
el criterio discriminatorio de los ilustrados, los que oficialmente re
ciben este nombre por decirlo de algún modo, los cuales no sólo
marginan a La Mettrie, sino a los filósofos utopistas como el abbé
Mably 12, Morelly 13, Brissot de Warbille 14, condenados injustamente
al olvido, y pese a ser —o por ser— en su mayoría mucho menos
conservadores que los anteriores.
La influencia dominante en el pensamiento de La Mettrie pro
11 Lettres anglaises o Lettres sur les Anglais, Londres 1728, París 1784.
12 Gabriel-Bonnot de Mably (Grenoble 1709-París 1785), fue uno de los
primeros legisladores en Francia durante el siglo xvm, después de Montes-
quieu. Hizo la carrera eclesiástica para dedicarse más tarde a la política. De
sus obras destaca: Doutes proposées aux philosophes économistes sur l'ordre
naturel et essentiel des sociétés politiques (1768), en la que desarrolla su
crítica de la doctrina fisiocrática, oponiendo un Estado comunitario basado
en un ideal de igualdad. Su utopía se encuentra en Entretiens de Phocion
sur le rapport de la mor ale avec la politique, donde define los gobiernos
mixtos y constitucionales.
13 En la Biografía universal se distingue a dos Morelly, padre e hijo, pero
nos referimos al autor del Essai sur l’esprit humain (1745), Physique de la
Beauté ou le pouvoir naturel et ses charmes (1748), Le Naufrage des iles flottan-
tes ou la Basiliade (1753), novela alegórica, y el célebre Code de la Nature
(1773), inspirado en Tomás Moro y Campanella.
14 Jacques-Pierre Brissot de Warbille (Chartres 1754-París 1793), otro uto
pista marginado como los anteriores, y del que cabe mencionar las siguientes
obras: lnvestigations philosophiques sur la propiété et le vol (1780), Moyens
d’adoucir les rigueurs des loix pénales en Prance (1781). De sus viajes a EÉUU
dio una relación en De la France et des Etats-Unis (1787) y Nouveau voyage
dans les Etats-Unis de VAmérique septéntrionale (1791).