Table Of ContentUniversidad Autónoma de Madrid
de la
© 2008 Beatriz Amestoy Leal
© 2008
Biblioteca Nacional
Montevideo, Uruguay
Director de Publicaciones: Rafael Varela
Amestoy Leal, Beatriz, 1957-
La obra poética de Julio Herrera y Reissig :
su universo imaginario / Beatriz Amestoy Leal.
Montevideo : Biblioteca Nacional, 2008.
212 p. (Colección Nuestra crítica)
ISBN 978-9974-550-39-1
LC PQ8519.H454.Z5.A5
CDD 860.U
1. Herrera y Reissig, Julio-Crítica e interpretación
2. Literatura uruguaya-Historia y crítica, S. XIX-XX
I. Título Serie
Producción gráfica editorial: Adriana Cardoso ABC/D
Diseño de portada: Rodolfo Fuentes
Queda hecho el depósito que marca la ley
Impreso en Uruguay, 2008
Índice
Prólogo de Teodosio Fernández ...........................................................................
Introducción .......................................................................................................11
1. La relación del poeta modernista con el contexto social ...............................1
2. Julio Herrera y Reissig y la conciencia de su labor creadora:
la reflexión teórico-literaria ..........................................................................29
3. La trayectoria literaria del poeta...................................................................3
. La obra poética y su universo imaginario ......................................................1
5. Las imágenes arquetípicas de la mujer fatal y la mujer ángel ........................93
. El erotismo y sus símbolos............................................................................121
. La configuración simbólica del tiempo y del espacio en
Los Éxtasis de la Montaña: las imágenes del espacio feliz .............................13
a. La estructuración del tiempo cronológico: el día, la tarde
y la noche ................................................................................................155
b. La visión analógica del universo y el espacio poético .............................10
. La luna: un símbolo degradado en la obra poética de
Julio Herrera y Reissig..................................................................................11
9. Conclusión ...................................................................................................195
Bibliografía .......................................................................................................201
Prólogo
La obra poética de Julio Herrera y Reissig: su universo imaginario fue la tesis
con la que Beatriz Amestoy consiguió en 1992 el título de doctora en Filosofía
y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid. Los años transcurridos
no han disminuido el interés ni la actualidad de sus aportaciones, que
afortunadamente encuentran ahora en el formato de un libro la posibilidad
de una difusión adecuada. Para esta edición se ha depurado aquel texto,
condicionado por los requisitos que una tesis doctoral exigía, para ofrecer
al lector lo esencial de un trabajo que ilumina decisivamente el universo de
Herrera y Reissig, el excepcional poeta uruguayo.
Su profunda preparación teórica daba a Beatriz Amestoy la seguridad
de que, entre las diversas opciones que la crítica literaria podía ofrecerle,
la “Poética de lo imaginario” ―Gaston Bachelard, Gilbert Durand, Jean
Burgos― constituía el apoyo más adecuado a sus fines. El desarrollo de su
análisis demuestra el buen uso que hizo de esos instrumentos, que nunca
suponen un obstáculo para el acercamiento preciso y directo a la obra de
Herrera y Reissig, en la que se dibujan ahora con nitidez oposiciones entre
la luz y la sombra, entre la vida y la muerte: las formas en que la imaginación
del poeta concretó sus emociones, formas que oscilaron entre la armonía
que este estudio permite asociar a lo diurno o ascensional, por una parte,
y por otra las rupturas que desequilibraron esa armonía introduciendo la
presencia de la noche y de otros símbolos que daban cuenta de los misterios
entrevistos cuando se profundizaba en los ámbitos oscuros de la subjetividad
del poeta, en los territorios del sueño y de lo subconsciente.
La obra de Herrera y Reissig fue el territorio en el que la aspiración
a la armonía y a la belleza trató de conjurar toda amenaza, sin que por
eso dejaran de sentirse las presencias del tiempo, del dolor y de la muerte,
La obra poética de Julio Herrera y Reissig: su universo imaginario
rupturas que se concretaron a veces en visiones oníricas o esperpénticas y en
una expresión barroca o hiperbólica, soluciones aptas también para disminuir
la relevancia de esos peligros o para conjurar de algún modo sus riesgos.
Porque la tuvo, el estudio de Beatriz Amestoy otorga especial
importancia a las representaciones de la mujer, cuya omnipresencia en la
obra de Herrera y Reissig posibilitó una extraordinaria riqueza de matices
que en último término oscilaron entre la condición angélica o maligna
―concreciones femeninas de lo diurno y lo nocturno, esas tensiones
determinarían la significación del amor y del erotismo―, aunque por
momentos también se recurriera a su condición de madre para expresar la
nostalgia de la inocencia perdida y el anhelo de una integración armónica
en la naturaleza.
El estudio de los espacios imaginados para Los éxtasis de la montaña
confirma que fue allí donde la aspiración a la armonía con el universo
encontró una de sus concreciones mejores, conjurando incluso la amenaza
destructora del tiempo. El símbolo de la luna es un último pretexto para
hacer evidente la capacidad creadora y a la vez subversiva de Herrera y
Reissig, que supo recorrer el camino que llevaba del esteticismo modernista
a la agresividad de la vanguardia.
Esta brevísima introducción no pretende ni puede reflejar la riqueza
de matices que ofrece el análisis realizado. Antes de llegar a él, el
lector encontrará otros aspectos también intensamente tratados, que lo
prepararán adecuadamente para acercarse al universo personal de un
poeta que conjugó la herencia romántica con la asimilación de elementos
parnasianos y otros de origen decadente o simbolista, y cuya intensidad
lírica desdibujaba los límites entre los diversos géneros que cultivó a lo
largo de su trayectoria breve e intensa.
La significación del espiritualismo y del irracionalismo que impregnan
su obra no podía resaltarse sin recordar las corrientes de pensamiento
dominantes en la época, como el positivismo que tanta presencia tuvo
en la vida intelectual y política del Uruguay del 900, y como el socialismo
y el anarquismo que empezaban a cuestionar el orden vigente. En esa
atmósfera y contra ella pudieron surgir intelectuales y artistas autodidactas
y bohemios como Herrera y Reissig, que hizo de su “Torre de los Panoramas”
el centro de difusión de propuestas de signo esteticista y decadente que al
cabo significarían una verdadera revolución literaria.
Sus comentarios o juicios críticos lo muestran bien al tanto de
las inquietudes culturales de su tiempo, y de ellos se ha sabido extraer
información decisiva para entender tanto su época como la búsqueda
literaria que entrañaba su concepción de la belleza y del arte, también
patentes en el minucioso y lúcido trabajo del escritor.
Porque no hay obra artística que no sea de algún modo autobiográfica,
Beatriz Amestoy ha recuperado, también con acierto, la personalidad de
Herrera y Reissig, arrojando más luz sobre los significados de su obra. Ahí
están su crítica a cuantos representaron para él el servilismo, la hipocresía
y los intereses bastardos de la política uruguaya, el desdén con que se
refería al primitivismo conservador que dominaba los hábitos sociales de
su país, y también el rechazo del mercantilismo que tuvo oportunidad de
observar en Buenos Aires. Contra ese ambiente mediocre esgrimiría la
agresividad de su vestimenta y de sus actitudes, e incluso su leyenda de
perseguido y de morfinómano, aunque encontrara sus armas mejores en el
aislamiento y en el arte.
La recreación de pasados míticos o históricos, de estilizadas atmósferas
pastoriles o ambientes suntuosamente barrocos, fue una manera de
oponerse a su entorno, pero también de decir y eludir a la vez su melancolía
ante el paso del tiempo, así como su temor a la enfermedad y a la muerte
y su familiaridad con ellas, entre otras obsesiones y angustias que no sólo
su alegría de vivir y su sentido del humor hicieron tolerables: también
determinaron en buena medida su apelación a la parodia y a lo absurdo
como formas de neutralizarlas, y explican sus inquietudes metafísicas y
su interés por doctrinas esotéricas y por el espiritismo, posibilidades de
adentrase en una dimensión oscura e inquietante que también encontró
un espacio en sus versos.
Mérito de Beatriz Amestoy es el haber demostrado que gracias a
su arte, a la eficacia de sus imágenes y de sus símbolos, esas obsesiones
personales de Herrera y Reissig alcanzaron la proyección universal que
hoy permite a sus lectores sentirlas como propias.
Teodosio Fernández
Universidad Autónoma de Madrid
9
Introducción
La razón y la ciencia sólo vinculan a los hombres
con las cosas, pero lo que une a los hombres entre sí,
en el humilde nivel de las dichas y penas cotidianas de
la especie humana, es esta representación afectiva por
ser vivida, y que constituye el reino de las imágenes.
Gilbert Durand
El poeta uruguayo Julio Herrera y Reissig (15-1910) ocupa un lugar
de extraordinaria significación en la historia de la poesía en lengua
castellana. Escrita aproximadamente en un decenio, su obra poética se
caracteriza por una estética sincrética y por una variedad estilística que
fue propia del discurso modernista. Herrera y Reissig, como ha reconocido
la crítica, desempeña un papel fundamental dentro de la evolución del
Modernismo, movimiento al que se adhirió de forma tardía en 1900, y al
que aporta una concepción del arte en su relación con la realidad y una
expresión poética audaz, original, afines a las que asumirán los poetas de
la vanguardia artística.
Su obra propende al máximo apartamiento de la realidad objetiva para
primar el mundo de la imaginación y las emociones internas de su creador:
“Las cosas se hacen facsímiles/ de mis alucinaciones...”, dirá en La Torre de
las Esfinges. Los horizontes de su poesía fueron, pues, los horizontes de su
alma: su estro poético procede de la “perspectiva interior”, según declara
en Syllabus (prólogo que escribió para el libro Palideces i Púrpuras del
argentino Carlos López Rocha). En este mismo texto el poeta afirma que
el ideal que lo mueve y define su programa estético estriba en la libertad
absoluta. Surge así una obra que sorprende por la variedad de registros
poéticos, tonos y ambientes, una obra que ha recibido los calificativos de
polifónica, versátil e incluso de hiperbólica por la sobrecarga barroca de
algunos de sus versos.
Su arte, en el afán de explorar nuevas sendas expresivas, rompe con
las consagradas convenciones poéticas (la luna, por ejemplo, cae de su
pedestal), juega con lo sagrado y trascendente (la religión, la muerte). Las
11
Description:y de expresar el eros, que fue, como destaca Lily Litvak, uno de los . bíblicos apócrifos de comienzos de nuestra era, como La Vida de Adán y Eva, o