Table Of Contenti
^_
Una entrevista autobiográfica
VALENTINO SALVOLDI
HARING
Una entrevista autobiográfica
SAN PABLO
Prólogo
Imitando, en la medida de lo posible, la Sagrada Escritura, la
mayor parte de mis libros pertenecen al género literario de la teo
logía narrativa. Para mí, toda la vocación cristiana se resume
en «narrar las maravillas de Dios».
Me he resistido a numerosas peticiones de que escribiera una
autobiografía hasta que un amigo me dijo: «Pero tu vida no es
algo privado. Todos nosotros tenemos derecho a conocer y en
salzar las obras que Dios ha realizado para ti y por medio de
ti». Así fue como nació la idea de transmitir mis experiencias
de fe en los acontecimientos de mi vida.
Creo firmemente en la providencia divina. A veces pienso:
«No necesitas hacer un acto de fe en este misterio, porque la
experiencia de la providencia divina es palpable». Resulta for
zoso alabar las obras de Dios.
Este fue el sentido que le dio san Agustín a su conmovedor
libro Confesiones. Es verdad que san Agustín quiso confesar hu
© SAN PABLO 1998 (Protasio Gómez, 1 1-15. 28027 Madrid)
Tel. (91) 742 51 13 - Fax (91) 742 57 23 mildemente sus pecados, pero el objetivo y resultado principal
© Figlie di San Paolo, Milán 1997 era más bien un Confitemini, Domino, quoniam bonus! He es
crito y hablado muchas veces sobre el sacramento de la paz, de
Título original: Haring
Traducido por Juan Padilla Moreno la reconciliación, insistiendo sobre todo en que es un sacramen
Distribución: SAN PABLO. División Comercial to de alabanza a la misericordia de Dios. Pero, si se puede ha
Resina, 1. 28021 Madrid * Tel. 798 73 75 - Fax 505 20 50 blar de los propios pecados alabando a Dios, mucho más ur
ISBN: 84-285-2054-2
gente es alabar a Dios por las maravillas que ha hecho por
Depósito legal: M. 833-1998
Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28970 Humanes (Madrid)
Printed in Spain. Impreso en España 5
nosotros y, a veces, también a través de nosotros, a pesar de Introducción
nuestras limitaciones.
La verdad que libera el amor
Invito a los lectores y a las lectoras de estas páginas a recor
dar su propia historia y a tratar de interpretarla a la luz de la
providencia y la gracia de Dios, para que lo alaben por medio
de una memoria agradecida y la práctica del agradecimiento. El
resultado será un canto hermoso, polifónico, a la gloria de Dios.
El cántico del Magnificat, himno de la Iglesia primitiva, de
cuya espiritualidad María, la Madre de Jesús, fue portavoz, no
fue un acto aislado. Toda la vida de María fue una alabanza a
Dios, unida a la de Jesús.
La interpretación de mis experiencias vitales como experien Un médico americano, tratando de eludir la cuestión, le dice
cias de fe puede ser una invitación a los lectores y las lectoras al padre Háring mentiras piadosas con el fin de ocultarle la
para que transformen, no sólo la interpretación de la experien realidad de un cáncer maligno en la garganta. Le habla de un
cia, sino la vida entera en un acto de agradecimiento y alaban pólipo que es menester operar inmediatamente. El padre
za. Esto sería para mí el fruto más hermoso y agradable de mi Bernhard comprende, sonríe y decide relajarse caminando por
humilde esfuerzo. las calles de Nueva York.
Durante el paseo, pierde las llaves de la casa de los jesuí
tas y de su despacho en la Fordham University, donde está
dando un curso de actualización sobre teología moral. Por la
3 noche sueña el lugar exacto en el que se encuentran las llaves,
Q/ff\foo,fQl que por la mañana recupera enseguida.
Y& en el sueño se había alegrado por el hallazgo. Luego,
despierto, recordando las palabras de Gandhi: «La oración es
la llave de la tarde, que cierra la puerta al odio y la abre a la
luz», intuye el significado profundo del sueño: «Tenemos mil
motivos para alabar a Dios, que, incluso en el sufrimiento, nos
da la clave para comprender más a fondo el misterio de nues
tra vida».
Al cabo de unos cuantos años, cuando ya el padre Háring
cree estar completamente curado, otro médico, sin andarse con
rodeos, le anuncia el recrudecimiento de su enfermedad. El
anciano padre, después de haberse asegurado de que nadie lo
ve, se deja llevar, poniéndose a bailar en el magnífico jardín
6 7
de los redentoristas en Roma, todo en flor e inundado por la rida para ellos, y para que muchos artífices de paz no sean
tenue luz del atardecer. La danza de abandono en la volun sistemáticamente considerados soñadores.
tad del Padre, que «no perturba nunca la alegría de sus hijos, En la redacción del texto he mantenido lo más posible la
si no es para procurarles una mayor y más firme», le infunde forma del diálogo, para que el lector perciba la frescura, inme
inmediatamente una paz íntima. diatez y espontaneidad del coloquio, suprimiendo algunas
Este es el padre Háring, un hombre que: repeticiones, pero dejando otras con la intención de hacer pa
— cree en los milagros y cura; tente el leitmotiv de una vida que da unidad a todos los escri
— se hace siervo de la verdad que libera el amor; tos. A alguien le puede parecer excesiva la referencia a Cristo
— ama y sabe anticipar a todos su confianza; como siervo no violento; esto no indica sino el carácter central
— y ha realizado plenamente su vocación: devolverle a la mo de esta imagen, que el padre Háring quiere señalar al mundo
ral cnstiana el carácter gozoso de las bienaventuranzas. Un «con la esperanza de que sea él quien salve la semilla del hom
hombre consciente de que su vida no es nada sin Cristo: bre en la tierra».
«\o fundo mi existencia», me ha confesado, «no en una Esta entrevista autobiográfica no se detiene tanto en los he
ideología o en una filosofía, sino en la fe y en el amor a chos como en la intuición de cuanto, en la belleza y la liber
Cristo». tad, puede constituir una existencia vivida con los ojos de la
fe fijos en Cristo, fuente de nuestra paz y esperanza de nues
Con el fin de responder a las personas que se han interesa tra resurrección; una fe entendida como acogida gozosa y agra
do por profundizar en su vida y en su pensamiento, Bernhard decida, y como don de sí; una fe que se narra para transmitir
Háring, después de diez años de actitud reacia, se ha conven esa libertad que sana el corazón y los males de un mundo ame
cido de la conveniencia de publicar una entrevista autobiográ nazado por tanta violencia.
fica. He formulado las preguntas de manera que se viera for Es una biografía en la que se considera a un Dios que se
zado a hablar de sí mismo, de su contribución a la renovación encarna de nuevo en una existencia concreta y que va más allá
de la teología moral, de sus experiencias de dolor psíquico y del relato histórico para convertirse en propuesta; es un inten
físico y, sobre todo, de su fe. Por un natural sentido del pu to de hacer una síntesis, de establecer el centro de una labor
dor, muchas cosas no las habría dicho de no habérselas pre teológica que ha marcado a buena parte de la reflexión moral
guntado expresamente. de la segunda mitad del siglo XX. Una labor que parte de la
A veces las preguntas pueden parecer indiscretas, pero eran ley y se concentra en el Espíritu, en la gracia, en el amor, para
el único medio de revelar que tanto los bienes recibidos como desembocar en el mar de las bienaventuranzas.
las situaciones más escabrosas habían sido vividas con ese amor La ley tomada como punto de partida no es la odiosa nor
que «todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta». Luces y ma impuesta por un juez o un gendarme, sino la amorosa pro
sombras se ponen de manifiesto con la intención de que pue puesta de los padres, que ven en el mandamiento un signo de
dan servir de estímulo para superar el dolor y purificar algu garantía para la realización humana en la libertad. Es la ley
nas estructuras; con el fin de que otros creyentes no tengan que transmitida —en el ámbito familiar— con la alegría típica de
sufrir la humillación de ser procesados por una Iglesia tan que- las personas liberadas por el Espíritu de amor.
8 9
Una ley que tiene muy poco en común con la que, en el tono es puro y si se trata del amor que circula entre el Padre
ámbito eclesial del tiempo, se ha interpretado de modo opre y el Hijo y que el Espíritu Santo ha infundido en nuestros co
sivo y restrictivo; legalismo inaceptable que, ya en el joven razones"».
estudiante de teología Bernhard, provoca una reacción y la Este es uno de sus muchos mensajes: tenemos que liberarnos
determinación de indagar en las Escrituras, hasta que encuen de las abstracciones. Esto es posible si nos esforzamos por
tra la paz en la intuición de san Pablo: «La ley del Espíritu, conocer a Cristo, por descubrir a través de él el rostro del Pa
que da la vida en Cristo Jesús, me ha liberado de la ley del dre y el designio de Dios para la Iglesia y el mundo de que
pecado y de la muerte» (Rom 8,2). todos los creyentes estén al servicio de la verdad que sana.
El mensaje liberador del que habla Háring al comienzo de Lib ertad, verdad, amor. Tres palabras que se concretan en
los años 50 vuelve a estar hoy de actualidad. Por una parte, Cristo. Tres valores testimoniados en la alegría. Tres mensajes
sigue habiendo todavía demasiadas personas afectadas por el dejados como testamento a una Iglesia que proclama la ver
legalismo, prisioneras de él; por otra, hay demasiados indivi dad que libera el amor.
duos que viven superficialmente, ignorando, descuidando o
despreciando la ley. Se hace pues indispensable proponer un
VALENTINO SALVOLDI
mensaje que nos conduzca a nosotros mismos y a los demás,
no a determinadas verdades formuladas con precisión, sino a
Cristo, que es la libertad, la verdad y el amor.
Libertad, verdad, amor. Palabras claves de la teología de
Bernhard Háring, valores testimoniados por él en la alegría,
testamento liberador confiado a los hombres de buena volun
tad y, en particular, a todos los creyentes en Jesús, el Hijo de
Dios. Libertad, verdad y amor no son para Háring palabras
abstractas; en cada una de ellas ve a Cristo, como, con amo
rosa insistencia, tantas veces me ha dicho: «Cuando hablas de
la libertad, yo te preguntaría: "¿Piensas en ti mismo? ¿Pien
sas en la libertad de tu grupo, de tu tribu, de tu patria? cO
piensas en aquel que, siendo rico, se hizo pobre y servidor de
todos?". Cuando hablas de verdad, te escucho y pienso: "¿Qué
verdad?, cla tuya?, cla de tu grupo? cO te estás refiriendo con
tu palabra y con tu vida a aquel que es la verdad?". Cuando
hablas de amor, me digo: "Estoy oyendo la palabra amor pero
no sé si en ella resuena el mensaje evangélico y si se refiere al
amor que desciende a nosotros desde lo alto de la cruz. A pe
sar de la sordera de viejo, tengo el oído muy fino, y capto si el
10 11
1
RESGUARDADOS
EN LA LIBERTAD
1
Libre porque amado
En tus libros hablas mucho de libertad, entendida como
acogida del don del Espíritu de amor, que hace a la per
sona creativa y responsable. Tus escritos pueden conside
rarse un himno a la alegría. c'Se puede decir lo mismo
de tu vida? ¿Crees que tu Vocación (a ser cristiano y sa
cerdote) ha sido fruto de la alegría, de la experiencia de
la belleza de amar y ser amado?
Mi libertad consiste en haber acogido un don: el don del
amor. Soy libre porque me siento realizado respondiendo al
amor, aceptando en libertad la invitación a ayudar a los otros
y a ensanchar los confines de su libertad. Esto lo he aprendi
do sobre todo en mi familia.
He tenido la fortuna de tener unos padres en camino ha
cia la santidad. Mi madre era más abierta; pero mi padre, que
aceptó a su mujer como un «evangelio vivo», era extremada
mente humilde.
Nací el 10 de noviembre de 1912 en Bóttingen (Alema
nia), en los márgenes de la Selva Negra. Era el penúltimo de
doce hermanos de una familia campesina'. Del mundo agrí-
' El primero de ellos, Heinrich, nació el 29 de marzo de 1897 y
murió en la guerra el 1 7 de octubre de 1918. La segunda, Mana
Konstantina, nació el 1 7 de julio de 1898 y murió el 2 de septiembre
15
cola he heredado un marcado sentido de la tradición, el creci vosotros mismos las paces. Tener que castigaros es para mí la
miento y el progreso. Mis padres me dejaron un patrimonio penitencia más grande y más penosa».
de inestimable valor: la alegría de la fe, la confianza en Dios, Y en los raros casos en los que tenía que intervenir para
la conciencia de la importancia de la oración y el amor a la castigar a alguno de nosotros usaba siempre palabras de dul
comunidad eclesial. Mi apellido, Háring, significa «arenque». zura y benevolencia.
Y siendo como es el nombre de un pez, yo lo he considerado Uno de mis más remotos y vivos recuerdos se remonta a
como una profesión de fe; porque, como es sabido, en griego 1918. Tenía entonces seis años y era un niño sano, fuerte y
el «pez», ichthys, es símbolo de Cristo: Jesucristo, Hijo de lleno de vitalidad. A finales de la guerra mi madre cayó en
Dios, Salvador. ferma de hemoptisis. Nosotros, niños como éramos, tan ape
gados a ella como a nuestro padre, rezábamos y nos compor
Como todos los niños del mundo, a menudo mis herma tábamos ejemplarmente para evitarle cualquier irritación, más
nos y yo tramábamos travesuras y actos que merecían reproba aún, para darle gusto. Todavía recuerdo cuánto temimos por
ción. Una vez mi padre —que se llamaba Johannes Nepo- su vida.
muk— le impuso a uno de mis hermanos mayores un castigo En la misma época cayó sobre nosotros como un rayo la
algo excesivo, lo que hizo que mi madre reaccionara diciéndo- noticia de que mis dos hermanos mayores, que estaban en el
le: «Johannes, se te ha ido la mano. Si hay que castigar a al frente, habían sido dados por desaparecidos. El cartero actuó
guno, déjame a mí, que seré un poco más suave». Y él obede con gran delicadeza. Llevó las dos cartas, cuyo contenido no
ció, como si hubiera sido Cristo el que hubiera hablado. ignoraba, a una pariente conocida por su prudencia y su tac
Fue nuestra madre —que se llamaba Franziska Fiad— la to, la cual nos dio la noticia con precaución. A pesar de esto,
que nos introdujo en la no violencia; decía: «Cuando os pe todos rompimos a llorar. Mi padre, al que sin duda había afec
leéis, en lugar de venir a mí a acusaros el uno al otro, haced tado la noticia más que a nadie, nos ordenó que no fuéramos
a la habitación de nuestra madre con los ojos rojos de llanto,
de 1898. Luego vinieron \fyenzel, nacido el 2 1 de septiembre de 1899 si no queríamos que se muriera también ella.
y muerto en 1988; María Úrsula, nacida el 26 de julio de 1901 y muerta
Cuando mis dos hermanas mayores consideraron que ya no
en noviembre de 1992; Konstantine (en religión, sor Bermonda), naci
se les notaba la hinchazón de los ojos, fueron a ver a nuestra
da el 20 de octubre de 1902 y muerta el 24 de diciembre de 1953;
Walburga (en religión, sor Ágape), nacida el 5 de marzo de 1904 y madre; pero ella enseguida se dio cuenta de su inquietud y pre
muerta en febrero de 1995; Martin, nacido el 2 de marzo de 1906 y guntó: «¿Cuál de los dos ha caído?». Nuestra madre sobrevi
muerto en octubre de 1992; Lorenz, nacido el 1 1 de agosto de 1907 y vió a este duro golpe gracias a su fe. «Hágase tu voluntad»,
muerto el 24 de septiembre de 1907; Ágata (en religión, sor Hilariona),
oía rezar a mi madre, aunque la aceptación provenía de un
nacida el 29 de noviembre de 1908 y viva aún, lúcida y alegre, según
corazón herido.
afirma el padre Bernhard. Antes de Bernhard está todavía Elisabeth
(en religión, sor Lucidia), nacida el 28 de julio de 1910 y aún en vida. Más tarde resultó que sólo el mayor —Heinrich, nacido el
A Bernhard siguió la benjamina, Rosa, (en religión, sor Rosa), que 29 de marzo de 1897— había caído. Lo mataron el 1 7 de
nació el 14 de octubre de 1915 y murió en mayo de 1994. Fue supe-
octubre de 1918. El segundo, Wenzel —nacido el 21 de sep
riora general de su congregación.
tiembre de 1899 y muerto en 1988—, volvió al cabo de un
16 17
año de una prisión inglesa; había enfermado de lupus. Fue un El maestro de aquel año, apenas entrado en clase el primer
golpe terrible, especialmente para mi padre, porque mi herma día, nos dijo: «Tenéis que saber quién manda aquí». En el cur
no Wenzel se había enrolado como voluntario para evitar que so había dos gemelos que estaban muy unidos entre sí y que
él fuera a la guerra. Mi padre hizo todo lo posible por encon tenían un gran ascendiente en toda la clase. Enseguida nos
trarle el mejor médico. Al final un profesor de Tubinga pudo convocaron a todos los niños —no así a las niñas— y nos hi
ayudar a mi hermano prescribiéndole una rigurosa dieta vege cieron la siguiente propuesta: «Vamos a demostrarle al maes
tariana. \fyfenzel llevó adelante una lucha victoriosa y apren tro quién es el más fuerte. Si alguno de nosotros no es casti
dió a conocer el poder curativo de la oración. Mi hermano ha gado por el maestro antes del sábado, recibirá un castigo del
bló a menudo conmigo de esta experiencia. grupo». Teníamos que provocar al maestro, y lo hicimos de mil
El ambiente en que viví los primeros años de mi vida fue maneras. De modo que, al cabo de cuatro o cinco meses, tuvo
para mí una escuela continua: aprendí a valorar a los otros, a que dimitir, porque habían llegado a oídos de sus superiores
ver sus aspectos positivos, a comprender la necesidad que te noticias de la situación; y nos mandaron a otro maestro.
nemos todos de amar y ser amados. Este, lo primero que hizo fue romper todas las palmetas que
En este contexto es en el que brota mi vocación a ser sacer se usaban para los castigos corporales y tirarlas por la venta
dote. Ante mí tenía el ejemplo de mi párroco, que era un hom na. Todas, menos la más pequeña. Y nos dijo: «¿Veis esta
bre sociable, pero con el que no congeniaba porque se irrita palmeta? Yo confío en vosotros, y estoy seguro de que no ten
ba frecuentemente durante las lecciones de catecismo. Todavía dré que usarla nunca». Los gemelos volvieron a tomar la ini
me gustaba menos su perro, que un día me mordió haciéndo ciativa y dijeron: «A quien haga rabiar al maestro, todos jun
me un desgarrón en los pantalones. tos lo castigaremos». Al final el maestro nos felicitó: «¡Sois
La preparación a la primera confesión fue una experiencia unos muchachos maravillosos!». Nos había «curado» su anti
más bien negativa. El párroco nos hizo ver pecados mortales cipo de confianza.
un poco por todas partes y nos asustó con la idea de ir a pa También mi madre usaba con nosotros el mismo método:
rar al infierno. Un poco más humana, en cambio, fue la pre nada de violencia y confianza por anticipado. Era una mujer
paración a la primera comunión, en la que me ayudó una her que no tenía estudios, salvo los seis años de enseñanza elemen
mana mía, Konstantine, que tenía ya veinte años (había nacido tal, pero recordaba todavía de memoria todas las poesías que
el 20 de octubre de 1902 y murió el 24 de diciembre de había estudiado. Valía mucho, y la gente la quería. Recibía
1953). Yo tenía entonces diez años, y recuerdo haberle dicho siempre a los mendigos con mucho respeto. Si un pobre lla
inmediatamente después de la comunión: «Me gustaría ser san maba a nuestra puerta a la hora del almuerzo o de la cena, le
to». Ella, que habría de ser religiosa en camino hacia la santi decía: «Pasa, amigo, hoy eres nuestro invitado».
dad (murió siendo franciscana, a los cincuenta y un años de
En aquella época mi madre nos leía casi todas las tardes
edad), se limitó a animarme con una sonrisa diciéndome: «¿Y
historias de misioneros. Un día, estando solo con ella, tuve va
por qué no?». Era el año 1921.
lor para abrirle mi corazón: «Sé que soy travieso, pero, Cy si
Recuerdo aún que durante el quinto año de elemental, me hiciese misionero?». «Nadie ha caído santo del cielo», fue
precisamente en la escuela, viví una experiencia de violencia. su respuesta llena de ánimo.
18 19