Table Of ContentEl il'IlÚll1l'1l0 t1lístil.:o apill'l'l'l' t'll la clH.:rucijada de
los t'stlldios actuales sobre el. hecho religioso:
qtlt' St' IWOpOIWI1 describir y comprender esta parte
illlporl:lIHl' del fenó.mcl1o humano que conocemos
t:OIIlO histor.ia de las religiones y los que se preguntan
por las posihilidades de realización de la experiencia
rl'ligiosa en la situación de avanzada secularización
característica de las sociedades del mundo occidental.
Desde esa perspectiva varios intereses han movido a
escrihir este libro: aportar a la ardua tarea de la com
prensión del fenómeno religioso los resultados del
estudio del fenómeno místico, aclarar las posibilida
des de realización de la experiencia religiosa en
actuales circunstancias socioculturales y describir el
perfil peculiar que adopta en ellas la experiencia mís
tica.
Por su parte, la perspectiva fenomenológica desde
la que está realizado el estudio exige, tras las inevita
bles cuestiones metodológicas, describir las
formas que ha revestido el fenómeno místico en
diversas religiones yen algunas tradiciones filosóficas,
y las que presenta en la actualidad, incluso al margen
de toda tradición religiosa y hasta en el interior
opciones y creencias expresamente ateas. Esa descrip
ción permite ofrecer una interpretación de la estruc
tura de la mística común a todas sus formas y reali
zada analógicamente en cada una de
Finalmente, la atención prestada a la situación
y religiosa de nuestros días lleva al autor a plan
tearse cuestiones como la relación entre mística y ética,
el sentido y el valor de la mística en las actuales con
diciones de pluralismo religioso y la aportación de la
mística a la pregunta por el futuro de la religión. Todo
ello desde el covencimiento de que -como rodo 10 que
que ver con la religión, y en un grado eminente
el fenómeno místico contiene numerosos elementos
que permiten sondear las dimensiones profundas
ser humano yel misterio que envuelve su vida.
CONTENIDO
COLECCiÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS
Serie Religión
Prólogo ........................................................................................ 9
l. CUESTIONES PRELIMINARES
1. «Mística». Uso y abuso de un término impreciso ................... 17
2. Fenómeno religioso y fenómeno místico ............................... 25
3. A la búsqueda de un método para el estudio del fenómeno
místico .................................................................................. 35
4. La mística como fenómeno humano ...................................... 49
Primera edición: 1999
Segunda edición: 2003
11. EL HECHO MÍSTICO EN SUS FORMAS PRINCIPALES
© Editorial Trolta, S.A., 1999, 2003
Ferroz, 55. 28008 Madrid
1. Tipología de los fenómenos místicos .................................... . 83
Teléfono: 91 543 03 61
Fax: 91 543 1488
2. Forma~ no religiosas de mística ........................................... .. 97
E-mail: trotta@inforneLes
3. La mística en las grandes religiones orientales ...................... . 131
http://www.trolta.es
4. La mística en las grandes religiones proféticas ...................... . 183
© Juan Martín Velasco, 1999
Diseño 111. LA ESTRUCTURA DEL FENÓMENO MÍSTICO
Joaquín Gallego
1. Raíz y origen permanente del fenómeno místico ................ . 253
ISBN: 84-8164-315-7 2. De la presencia originante a la vida teologal que acoge esa
Depósito Legol: M-54.652-2002
presencia ............................................................................ . 271
Impresión 3. De la experiencia de la fe a la experiencia mística:
Morfa Impresión, S.L. cuestiones preliminares ...................................................... . 289
7
:j;1
CONTE NIUO
4. El proceso místico y sus etapas .......................................... .. 301
5. Rasgos característicos. de la experiencia mística ................. .. 319
6. El núcleo originario de la experiencia mística .................... . 357
7. Algunos resultados de la fenomenología de la mística.
Apertura a otras perspectivas en el estudio del fenómeno PRÓLOGO
místico 423
IV. PERFIL DEL MfSTICO CONTEMPORÁNEO
1. ¿Muchas formas de mística o formas místicas y no místicas
de religión? 446
n. Ética ymística 457
III. Mística en situación de pluralismo religioso ....................... . 466
IV. Mística y futuro de la religión 473
De manera casi inevitable los estudios que vengo desarrollando des
Índice de materias ....................................................................... . 491
de hace muchos años me han ido orientando hacia el fenómeno mís
Índice de autores ........................................................................ .. 497
tico como posible clave para descifrar algunos de los problemas que
Índice general .............................................................................. . 505
esos estudios dejaban pendientes.
Por una parte, mis tareas de profesor de fenomenología de la
religión me hacen estar permanentemente ocupado del problema
que constituye para la razón el hecho religioso, los elementos muy
variados que lo constituyen, su estructura, su sentido, su evolución
en la historia, su lugar en el fenómeno humano.
Por otra, mi interés personal y no sólo profesional por lo religio
so me ha hecho ocuparme en los últimos años de las posibilidades de
realización del hecho religioso en la cultura de nuestro tiempo. Ante
la evidente y radical crisis de las religiones y, sobre todo, de las ins
tituciones que las encarnan, me vengo preguntando con otras mu
chas personas por el sentido de esa crisis, por la influencia sobre la
religión de los cambios muy importantes que está sufriendo, y hasta
por las posibilidades de supervivencia de este aspecto del fenómeno
humano que ha acompañado a la humanidad a lo largo de toda su
historia y a lo ancho de la incontable variedad de sus culturas.
El fenómeno místico se me ha hecho una y otra vez presente en
la encrucijada, en el lugar donde convergen y se cruzan estos dos
caminos que han recorrido mis reflexiones de Jos últimos años. Por
que es verdad que, siendo la religión un fenómeno extraordinaria
mente complejo, todos los elementos que lo componen deben ser
tenidos en cuenta a la hora de intentar captar su estructura y com
prender su sentido: desde el más sencillo gesto a la más elevada
especulación. Es verdad, también, que, apareciendo realizado en
incontables formas, todas contribuyen a ponernos de manifiesto al
8
9
EL I:~NOM¡¡NO MISTICO PROLOGO
guno de sus rasgos significativos. Pero es indudable que en ese com «nuevas formas de religiosidad», en «nuevos movimientos religio
plejo fenómeno la experiencia del sujeto ocupa un lugar central. A sos». El hecho es tan complejo y tan variado en sus formas que no se
ella remiten inmediatamente los aspectos externos, institucionales, deja designar con un solo término. Es tan ambiguo en su significado
prácticos y racionales que contiene. Por eso, seguramente, se ha es que muy pocos se atreven a valorarlo en una única dirección. Con
crito con razón que el centro de atención de la ciencia de las religio razón se va imponiendo entre los estudiosos de la situación religiosa
nes se va desplazando de la institución y las prácticas a la experien la convicción de que estamos, antes que nada, ante una radical
cia del sujeto, hasta el punto de que haya aparecido una historia de transformación de la religión, ante una «mutación», una «meta
las religiones titulada La experiencia religiosa de la humanidad morfosis» de lo sagrado. En todo caso, resulta evidente que en esa
(N. Smart) y un ensayo de comprensión global del hecho religioso transformación interviene como un ingrediente que no puede igno
que lleva por título La experiencia humana de lo divino (M. Meslin). rarse un componente que tiene que ver, en términos y en una medi
Por otra parte, aunque todos los fenómenos religiosos puedan da que habrá que precisar, con el fenómeno místico. De ahí que,
informarnos sobre la religión, cabe esperar que sean sus realizacio entre los nuevos movimientos religiosos, todo un conglomerado de
nes más eminentes las que nos ofrezcan mayor riqueza de elementos ellos sea designado como «constelación esotérico-mística», o «místi
y datos más significativos sobre su naturaleza. co-ocultista». En todo caso, es cierto que la situación religiosa del
Eso es en realidad lo que aparece en esas cimas de la historia de mundo occidental, caracterizada, por una parte, por la extensión de
las religiones que son los místicos. Los distingue, precisamente, ha la increencia bajo la forma de la indiferencia religiosa, comporta
ber realizado con una profundidad y una intensidad inigualadas la igualmente un interés por el cultivo de nuevas experiencias espiri
experiencia que subyace a todos los elementos que componen una tuales y un recurso a los escritos y a algunas de las prácticas de los
religión. De las muchas manifestaciones que dan cuerpo a ese mun místicos.
do difícilmente definible de lo sagrado los místicos parecen haber Curiosamente, la referencia a la mística aparece igualmente, aun
penetrado al núcleo interior del que siempre surgen. Ellos, en efec que con un sentido diferente en los teólogos y espirituales de distin
to, se presentan como sujetos de ese «conocimiento experimental tas tradiciones, cuando, preocupados por la crisis de la religión, se
de lo sagrado» (L. Massignon) que origina las palabras, los ritos, han preguntado por la respuesta radical que las personas religiosas
las instituciones en las que cristaliza después eso que llamamos una han de dar para responder a ella de manera efectiva. K. Rahner se
religión. Sea cual sea la comprensión de la mística, los místicos se hizo portavoz de todos ellos cuando escribió hace ya bastantes años
presentan en todas las tradiciones como los especialistas, los «vir que el hombre religioso del mañana tendría que ser místico para
tuosos» de la experiencia religiosa, y quienes mejor pueden ma poder sobrevivir a esta crisis.
nifestarnos el secreto de la religión. Recordemos, en este sentido, las El fenómeno místico no es, pues, un objeto de estudio apto tan
palabras de H. Bergson, que se representa «la religión como la sólo para llenar las horas y los esfuerzos de los teóricos de la reli
cristalización, operada por un enfriamiento intelectual, de lo que gión. Estudiarlo puede ser un camino útil para avanzar en el conoci
la mística vino a depositar, incandescente, en el alma de la huma miento de la religión e indispensable, además, para hacer un poco
nidad». de claridad en la situación religiosa del hombre de nuestros días, y,
Imposible, por eso, conocer de verdad la religión sin pasar por por ello, en el conocimiento del hombre contemporáneo y del hom
el conocimiento de la mística. Sin la referencia a la mística pueden bre sin más. Por mi parte confieso que me ha servido, me está sir
saberse muchas cosas sobre la religión, pero se está condenado a viendo -parafraseando una expresión de L. Massignon-para una
ignorar el núcleo más íntimo, la verdad definitiva de la religión. especie de iniciación experimental en la comprensión de la realidad
También el otro camino de mis preocupaciones, el de la situa y la verdad de la condición humana.
ción religiosa de nuestra sociedad, me ha remitido a la mística, me Pero ¿cómo realizar el estudio de un hecho que presenta tales
ha hecho desembocar en ella. Llevaban los analistas de la seculariza promesas? Evidentemente, su complejidad admite y exige una plura
ción muchos años pronosticando el fin, la salida, al menos social, de lidad de perspectivas de estudio como única forma adecuada de ac
la religión, cuando se ha producido ese fenómeno ambiguo, com ceso. De hecho, son incontables los ensayos de teología, filosofía,
plejo en extremo, designado con infinidad de nombres: retorno de psicología, sociología de la mística. Hoy se estudia, además, el fenó
lo sagrado, vuelta de lo mágico, que se concreta en la aparición de meno místico desde la perspectiva de las ciencias médicas, de las del
10 11
El FENÓMENO MISTICO p ~ él I eH;!)
lenguaje, la historia y las culturas. Todas estas aproximaciones apor IIlfstica cristiana ---que ocupa toda la tercera parte del libro- en
tan datos indispensables para un conocimiento menos inadecuado di~l()g(), ya iniciado en la segunda parte, con las experiencias místi
de un fenómeno que, como indica ya el término que lo designa, loas dl! 01TaS tradiciones religiosas y no religiosas, y abierta al diálogo
tiene algo de oculto, misterioso, que el sujeto vive con los ojos cerra ultl'rior que mi descripción suscite.
dos y ante lo que parece imponerse cerrar la boca, callar. Esto hace que el libro pueda ser leído desde dos perspectivas di
En las páginas que siguen aparecerán no pocas referencias a al f{'r('ntes: la del estudioso del fenómeno religioso, que encontrará en
gunos de estos estudios. La perspectiva que por mi parte he adopta (01 datos que permitirán enriquecer la comprensión del hecho reli
do es la de la fenomenología de la religión. De acuerdo con ella, mi gioso que vengo proponiendo desde hace bastantes años; y la de las
estudio debería referirse al fenómeno místico en su conjunto, estu pl'rsonas interesadas por el cristianismo y sus posibilidades de reali
diarlo como hecho histórico con la enorme complejidad de aspectos zación en nuestra cultura y con las que vengo dialogando en estos
que comporta. Debería, además, tener en cuenta las incontables for últimos tiempos. Estas personas pueden evitar no pocas de las pági
mas que ha revestido a lo largo de la historia, religiosa sobre todo, Ilas de las dos primeras partes y concentrar su atención en la tercera
pero no sólo religiosa, de la humanidad. Debería, por último, me y la cuarta parte.
diante la comparación cuidadosa de todas esas formas, proponer No puedo terminar esta presentación de la obra sin manifestar
una descripción de la estructura presente en todas ellas que permitie pllblicamente mi agradecimiento a las personas que me han ayuda
ra una interpretación global del fenómeno y su significado. do a escribirlo. Son demasiado numerosas para poder ser nombra
Pero si ése es el ideal de una fenomenología de la mística, mi das. Lo que de bueno pueda haber en este libro se les debe en gran
estudio no es más que una modesta aproximación a ese ideal. De parte a ellas. Para todas, mi recuerdo agradecido.
hecho, hay en él un esfuerzo por tener en cuenta algunas de las
numerosas manifestaciones, religiosas y no religiosas, del fenómeno
místico. La descripción de todas esas formas está hecha con una
simpatía que supone que todas ellas ponen de manifiesto aspectos,
riquezas, valores de un experiencia mística que se realiza en todas
ellas, pero que ninguna de ellas agota.
Pero a esa descripción de las variedades de la experiencia místi
ca, sigue un intento de descripción de la estructura del fenómeno
místico que se basa fundamentalmente en las formas de experiencia
mística presentes en el cristianismo. Esto no significa que tales for
mas sean tenidas por las únicas válidas, ni siquiera por las formas
eminentes de experiencia mística. Realmente, cada vez me siento
menos inclinado a distribuir diplomas de validez y de perfección
entre los fenómenos religiosos que estudio. Sucede que esas formas
son las que conozco más de cerca y las que me permiten por tanto
una penetración mayor en sus aspectos interiores. No pretendo, pues
que la descripción de la estructura del fenómeno místico que pro
pongo se realice tal cual y de forma unívoca en los místicos de todas
las tradiciones. Pero, eso sí, la descripción está hecha con la aten
ción despierta a formas de mística no cristiana y no religiosa, fe
cundada, espero, por ellas, y abierta a dejarse enriquecer por las
aportaciones que estudios realizados desde las diferentes tradicio
nes puedan aportar, han aportado de hecho y pueden seguir apor
tando. Es decir, que tal vez, más que una fenomenología de la místi
ca, lo que ofrezco en estas páginas sea una fenomenología de la
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13
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1
«MÍSTICA».
USO Y ABUSO DE UN TÉRMINO IMPRECISO.
HACIA UNA INICIAL DELIMITACIÓN
DEL SIGNIFICADO DE «MÍSTICA»
Cualquier intento de comprensión del fenómeno místico debe co
nlenzar por aclarar el significado de la palabra con que se lo designa.
Ahora bien, «mística» es una palabra sometida a usos tan variados,
utilizada en contextos vitales tan diferentes, que todos cuantos inten
tan aproximarse a su significado con un mínimo de rigor se sienten
éllla necesidad de llamar de entrada la atención sobre su polisemia y
hnsta su ambigüedad. Lo han hecho la mayor parte de los estudiosos
del fenómeno místico.
Basten un par de testimonios: «Como todas las palabras que go
:Uln de éxito: "libertad", "ciencia", "democracia", y tal vez más que
la palabra "mística" paga su amplia audiencia con una crisis de
imprecisión que desaconseja su empleo a quienes tienen cuidado
de expresar su pensamiento con precisión y exactitud»!. «"Mística"
-escribía más recientemente C. Tresmontant-es uno de los térmi
nos más confusos de la lengua francesa de hoy,,2.
De la polivalencia del término dan buena muestra los significa
dos recogidos por los diccionarios usuales. Así, un diccionario fran
cés aplica el calificativo de «místico» a las personas que raffinent en
1. J. de Guibert, «Mystique»: Revue d'ascetique et de Mystique 7(1926), pp. 3-16.
2. La mystique chrétienne el /'avenir de /'homme, Seuil, París, 1977, p. 9. «El concep
10 de mística es el menos claro y el más escurridizo de la teología», dice Denifle, citado en
M. Grabmann, Wesen und Grundlagen der katholischen Mystik, Theatiner Verlag, München,
1[922, p. 20. W. R. Inge en 1899 y C. Eutler en 1923 insistían en los usos impropios y
••busos a que se ve sometido el empleo de la palabra. B. McGinn, The Presence of God. A
llistory of Western Christian Mysticism, 1. The Foundations of Mysticism. Origins to the
Century, SCM Press, London, 1991; 11. The Growth ofMysticism. From Gregory the
to the Twelfth Century, SCM Press, London, 1994; III. The Flowering ofMysticism.
Men and Women in the New Mysticism 1200-1350, Crossroad, New York, 1998. Están
previstos otros dos volúmenes. La cita está tomada del vol. 1, pp. 266 ss.
17
CUESlIONES PRHIMINARI S "M!5TIC/o.. UHl y AlIlISO IH UN T~RMINO IMPRECISO
materia religiosa; y sabemos que raffiner, «refinar», equivale a sutili dones diferentes que respondfan a otras tantas comprensiones6• Las
zar, «rizar el rizo» en una determinada cuestión. Un diccionario cas razones de esta pluralidad de significados de la palabra «mística»
tellano recoge la palabra en el sentido de «estado de la persona que son numerosas y fácilmente comprensibles. En primer lugar, la enor
se dedica mucho a Dios y a las cosas espirituales» (Casares) y otro me pluralidad de fenómenos a los que se aplica; además, la plurali
anota un uso según el cual «se aplica a personas que adoptan en la dad de puntos de vista: médico, psicológico, filosófico, teológico,
vida corriente actitudes, maneras de hablar, etc., afectada y exagera histórico, cultural, desde los que, dada su gran complejidad, son
damente religiosas» (María Moliner). estudiados esos fenómenos. Por último, la pluralidad de sistemas de
Esta poli valencia explica -<o tal vez se debe más bien a ese interpretación de esos hechos extraordinariamente densos, que ori
hecho?- que el término haya desbordado el terreno religioso en ginan interpretaciones y valoraciones muy variadas.
cuyo interior nació y comience a utilizarse para hacer referencia a En una situación como ésta se hace indispensable la clarificación
zonas limítrofes de la experiencia humana. «No cómo el mundo es, del término que precise el uso que va a hacerse de él y el significado
sino que el mundo es, eso es 10 místico», escribe L. Wittgenstein3, que va a atribuírsele. Pero tal clarificación no puede obtenerse im
designando con esa palabra un ámbito de lo real claramente diferen poniendo aprióricamente a los hechos una definición obtenida des
ciado de aquel que es accesible al conocimiento ordinario, objetivo de la propia religión, teología o filosofía. El respeto a una realidad
y científico. Un ámbito que será rechazado como imposible por las muy compleja y que aparece en formas muy variadas exige otra for
mentalidades positivistas, o al que se concederá una realidad y un ma de proceder. Inspirándonos en el método de la fenomenología
valor, pero negando cualquier posibilidad de tratamiento racional de la religión, comenzaremos por explicitar el significado inicial que
del mismo. Lo místico es aquello sobre lo que no cabe hablar y a atribuimos a la palabra «mística» a partir del uso que de ella se ha
propósito de lo cual es, por tanto, preciso callarse4 • hecho en la historia. Con ese significado todavía muy general acota
El término «místico» es también utilizado para designar ese remos el terreno en el que observar los fenómenos identificados
mundo, esa «nebulosa», de lo esotérico, lo oculto, lo maravilloso, lo como místicos. La observación, descripción, clasificación, compren
paranormal o parapsÍquico del que se ocupan toda una familia de sión e interpretación de esos fenómenos nos permitirá establecer la
nuevos movimientos en los que aflora culturalmente el cansancio estructura significativa presente en todos ellos, y lograr el estableci
que produce una civilización sólo científico-técnica incapaz de res miento de un significado de la palabra analógicamente aplicable a
ponder a necesidades y aspiraciones muy hondamente enraizadas en esa multiplicidad de fenómenos y, tal vez, a otros emparentados con
la conciencia humana.
ellos.
Nueva muestra de la extensión del término a terrenos no religio «Místico», en las lenguas latinas, es la transcripción del término
sos, en virtud de una analogía funcional, es la utilización del térmi griego mystikos, que significaba en griego no cristiano lo referente a
no en el sentido de compromiso total al servicio de algo tomado por los misterios (ta mystika), es decir, las ceremonias de las religiones
absoluto, como cuando se habla de la mística de la acción, la mística mistéricas en las que el iniciado (mystes) se incorporaba al proceso
humanitaria, la mística del comunismo o, incluso, la mística de la de muerte-resurrección del dios propio de cada uno de esos cultos.
aventura o de la velocidad5• Todas estas palabras, más el adverbiomystikos (secretamente), com
Pero incluso en el terreno religioso y en el vocabulario teológico ponen una familia de términos, derivados del verbo myo, que signi
«mística» dista mucho de ser un término dotado de un significado fica la acción de cerrar aplicada a la boca y a los ojos, y que tienen en
preciso. A finales del siglo pasado, W. Inge ofrecía veintiséis defini
6. W. Inge, Christian Myticism, Methuen, London, 1899; en su segunda obra, Mysti
3. Tractatus logico-philosohicus, Revista de Occidente, Madrid, 1957,6.44. cisrn in Religion (University of Chicago Press, 1948, p. 25), escribirá que el término está
4. Ibid., 7. Habría que anotar, sin embargo, como observaba M. de Certeau, que mejor comprendido y ofrece casi una decena de definiciones coincidentes en lo esencial.
precisamente de las realidades de las que no podemos o no sabemos hablar es de las que más Sobre la definición de mística cE. también G. Parrindcr, «Definitions of Mysticism", en Ex
necesitamos hablar. Orbe religíonum. Studia G. Widengren Oblata I1, E. J. Brill, Leiden, pp. 307-317. Excelente
5. Buena muestra de la polivalcncia semántica del término es la interminable serie de estudio panorámico sobre la mb1:ica desde la historia de las religiones, la historia del cristia
hechos --desde el éxtasis cristiano hasta las alucinaciones «religiosas» de personas histéri nismo, la teología y la filosofía en P. Gerlitz, A. Louth, H. Rosenau y K. Albert, «Mystib, en
cas-que ofrece J. Maréchal como designables con la etiqueta de místicos. CL sU gran obra Theologische Realenzyklopadie XXIII, Walter de Gruyter, Berlin-New York, 1994, con abun
Études sur la psychologie des mystiques II, L'Éditon Universelle, Bruxelles, 1937, p. 413. dante bibliograHa en cada apartado.
18 19
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cueSTION~S PI\HIMINAIIB • MIsr I c: A » U$ O Y A' IJ se) (). U N r M I N O I M P 11. ~ e I s o
común el referirse a realidades secretas, ocultas, es decir, miste conoce, por negación de todos los cntes, y por un amor supermental,
riosas7• r~I1C(), experimental y ardentísimo de caridad deifica, en una cierta
«Mística» no aparece ni en el Nuevo Testamento ni en los Pa tiniebla superdarísima, por elevación de la mente más allá de todo
dres Apostólicos y se introduce en el vocabulario cristiano a partir Jo creado, y una unión inmediata, certísima y extática con Dios»l1.
del siglo 111. Con el paso del tiempo va a cobrar tres sentidos que En los escritos de J. Gerson (1363-1429) la expresión «teología
llegan hasta nuestros días. «Místico» designa, en primer lugar, el mística» se desdoblará en una teología mística práctica, es decir, el
simbolismo religioso en general y se aplicará, sobre todo por Cle ejercicio mismo de la mística como conocimiento de Dios por con
mente y al significado típico o alegórico de la sagrada templación infusa, y una teología mística especulativa, es decir, una
Escritura que origina un sentido espiritual o «místico», en contrapo teología de la mística o reflexión teológica sobre la vida mística, su
sición al sentido literala• El segundo significado, propio del uso li naturaleza, sus condiciones, sus pasos y etapas, etc. Es lo que al
túrgico, remite al culto cristiano y a sus diferentes elementos. Así, expresado actualmente hablando de «mística» y «metamísti
san Atanasia habla de la «copa mística» de la celebración de la euca ca» como se habla de «lenguaje» y «metalenguaje».
ristía. En este ámbito cultual, «místico» significa el sentido simbóli sustantivo «mística» no aparece hasta la primera mitad del
co, oculto, de los ritos cristianos9• siglo XVII. También se remonta a este siglo la utilización de «místi
En tercer lugar, «místico», en sentido espiritual y teológico, se cos» para designar a las personas que viven una experiencia especial
a las verdades inefables, ocultas, del cristianismo (Orígenes, o tienen esa forma peculiar de conocimiento de Dios conocido como
Metodio de Olimpia); las verdades más profundas, objeto, por tan conocimiento místico. La utilización del término como sustantivo es
to, de un conocimiento más íntimo. En el siglo v Marcelo de Ancira la señal del «establecimiento de un ámbito específico». «Un espacio
habla de una «teología inefable y mística», es decir, del conocimien delimita, a partir de este momento, un modo de experiencia, un tipo
to más íntimo de la naturaleza divina. En este sentido utilizará el de discurso, una región del conocÍmiento». La utilización del sustan
término el Pseudo-Dionisio al final del siglo ven lo que constituye el tivo orienta hacia la identificación de unos hechos aislables, de unos
primer tratado de teología mística En él la teología mística com tipos sociales: «los místicos», y de una ciencia que abordará su estu
10.
porta como rasgos peculiares el ser un conocimiento religioso, es dio. Lo nuevo del momento no es la identificación de la vida místi
condido y «experimental», es decir, «inmediato», obtenido a partir ca, sino su aislamiento y su objetivación ante la mirada de los que
de la unión vivida con Dios y de su operación en nosotros, en oposi comienzan a estudiarla desde fuera l2, y el hecho de que la palabra
ción al conocimiento deductivo y puramente racional. comience a designar un fenómeno, un hecho, en el que intervienen
Pasando por alto otros muchos testimonios basados en el signifi numerosos factores.
cado que el término adquiere en el Pseudo-Dionisia, cabe resumir La atención prestada en los últimos siglos, y particularmente en
su asunción por la teología medieval en la expresión de Dionisia el el nuestro, al fenómeno místico en su extraordinaria variedad de
Cartujo que considera la teología mística más sublime que la «sim formas extrarreligiosas y religiosas, no cristianas y cristianas, y la
bólica» y la «propia», y en la que «se trata de Dios tal como se le multiplicación de los puntos de vista para su estudio explican la com
plejidad e incluso la vaguedad semántica del término en el lenguaje
ordinario y en la terminología propia de las distintas ciencias de la
7. Para la historia del término of(ece muchos datos H. de Lubac, Corpus mysticum, religión, la filosofía y la teología.
Aubier, París, 21949, esp. pp. 47 ss. Breve resumen de esa historia en P. Sainz Rodríguez, No han faltado autores que, privilegiando la perspectiva desde
Espiritualidad española, Rialp, Madrid, 1961, pp. 45 ss. También L. Bouyer, «"Mystique"
a la que estudian el fenómeno místico, pretenden llegar a la definición
cssai sur I'histoire d'un mot»: Le Supplément La Vie Spirituel/e 3 (1949), pp. 3-23. B.
McGínn constata con todo que una hístoda adecuada de la palabramystikos y sus '¡PTjV~tl,,< de una especie de esencia del misticismo de la que los diferentes
está todavía por hacer. hechos constatables en el arte, las relÜ;Íones no cristianas, el cristia
8. H. de Lubac,Exégese médiévale. tes quatre sens de Aubier, Paris, 1959,
4 vals., esp. vol. I1, pp. 396-408; L. Bouyer, Mysterion. Du mystere a la mystique, OEIL,
Paris, 1986, p. 193. 11. Cit. en J. de Guibert, arto cit., p. 7, n. 2.
9. Referencias en H. de Lubac, o. C., 12. M. de Ccrtcau, «Mystiquc», en Encyclopaedia Vniversalis XI,
10. Texto de esta obra, tan breve como influyente en la historia de la t".niritll~lícl~'¡
Universalis France, Paris, t 978, p. 522. Sobre lo que, refiriéndose a este uso de
la teología cristiana en Pseudo-Dionisio, Obras completas, ed. preparada
llama él «advenimiento de la mística» en los siglos XVI YXVII, cE.]. Beaude,L.a mystique,
BAC, Madrid, 1990, pp. 371-380.
Fides, Paris, 1990, pp. 7-17.
20 21
Description:yen particular M. Dhavamony, Love o(God according to Saiva Siddhanta, Clarendon Press,. Oxford, 1971. También S. N. Dasgupta, .Popular devotional tora Regional de Murcia, 1996; del mismo Ibn Arabi, Las iluminaciones de La Meca, Siruela,. Madríd, 1996; de Rumí, El Masnaví, Visión Libros,