Table Of ContentPierre Hadot
Ejercicios espirituales
y filosofía antigua
Prefacio de Arnold l. Davidson
Traducción de Javier Palacio
Biblioteca de Ensayo 50 (Serie Mayor) Ediciones Siruela
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Titulo original: Exercises spirituels et philosophie antique
En sobrecubierta: Aquiles y Quir6n, detalle de una jarra
de figuras negras (530·520 a. C.), Museo Arqueológico de Atenas
Colección dirigida por Ignacio Gómez de Liai\o
Disei\o gráfico: Gloria Gauger
Q Éditions Albin Michel, 2003
10 De la traducción, Javier Palacio
10 Ediciones Siruela, S. A., 2006
e/ Almagro 25, ppal. dcha. 28010 Madrid
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Índice
PrefaclU
Arnold l. Davidson 9
Prólogo a la edición de 1993 17
Ejercicios <espirituales y filosofía antigua
Ejercicios espirituales
Ejercicios espirituales 23
(Annuaire de la V Section de l'École ¡7ratique
des hautes études, t. LXXXIV, 1977, págs. 25-70)
Ejercicios espirituales antiguos y «filosofía cristiana" JS
Sócrates
La figura de Sócrates 79
(Conferencia impartida en los encuentros
de Eran os en Asco na [Sl,liza] en 11174, y publicada
en Annales d'Eranos, volumen 43, 1974, págs. 51-90)
Marco Aurelio
La física como ejercicio espiritual, o pesimismo
y optimismo en la obra de Marco Aurelio 113
(Revue de théologie et de philosophie, 1972,
págs. 225-239}
Una clave de las Meditaciones de Marco Aurelio:
los tres topoi filosóficos según Epícteto 131
(Les Études philosophiques, 1978, págs. 65-83)
Michelet y Marco Aurelio 153
Conversión
Conversión 177
(Encyclopaedia Unive1'Salis, págs. 979-981)
Teología negativa
Apofatismo y teología negativa 191
La lección de la filosofía antigua
Historia del pensamiento helenístico y romano 203
(Lección•inaugural impartida en el Colegio
de Francia, el vierne:; 18 de febrero de 1983)
La filosofía como forma de vida 235
(Annuaire du Coltege de France, 1984-1985,
págs. 477-487)
Diálogo interrumpid.') con Michel Foucault. Acuerdos
y desacuerdos 251
Epílogo a la segunda edición (1987) 257
El )'O y el mundo,
Reflexiones sobre el concepto «Cultivo del yo» 265
«En la actualidad hay profesores de filosofía,
pero no filósofos ... » 275
El sabio y el mundo 283
¿Es la filosofía un lujo? 299
Mis libros y mis estud!os 305
¿Qué es la ética? Entrevista con Pierre Hadot 315
Notas 329
Bibliografía 377
Índice temático 379
Prefacio
Recuerdo perfectamente la primera vez que Michel Foucault me
habló de Pierre Hadot. Aunque ya entonces me hizo patente su en·
tusiasmo, le· respondí que no podía considerarme un verdadero es
pecialista en filosofía antigua y que no quería aventurarme en este
terreno. Fue mucho después cuando comencé a leer a Pierre Ha
dot, tras la muerte de Michel Foucault. En seguida me cautivó, no
sólo por la precisión y lucidez que revelaba su interpretación de los
textos, síno por la concepción filosófica que, como en filigrana, de
sarrollaba en todos sus artículos y libros. Que Pierre Hadot es uno
de los más importantes historiadores del pensamiento antiguo de
nuestros días resulta evidente; lo que quizá no lo sea tanto es que se
trata de un importante filósofo. Pero basta con estudiar el conjunto
de su obra para convencerse. Este libro, Ejercicios espirituales y filoso
fta antigua. se ha convertido ya en un clásico y, como los auténticos
clásicos, conserva intacta su actualidad.
Me gustaría precisar algunos aspectos sobre la idea de ejercicio
espiritual para comprender mejor la razón por la que Hadot la ha
convertido en hilo conductor de su concepción de la filosofía anti
gua. Hadot ha explicado siempre que su descubrimiento del con
cepto de ejercicio espiritual estaba relacionado con un problema es
trictamente literario: ¿cómo entender las aparentes incoherencias
en que caen ciertos filósofos? Lejos de partir en busca de un nuevo
y edificante tipo de espiritualismo, Hadot se ocupa de un tema his
tóricamente candente: el de la supuesta incoherencia de los filóso
fos antiguos. Así pues, es esta investigación la que le ha llevado oca la
idea de que las obras filosóficas de la Antigüedad no habrían sido
concebidas como exposición de un determinado sistema, ~tino a mo
do de técnicas que perseguían fines educativos concretos: el filóso
fo pretendía incidir en el espíritu de sus lectores u oyentes buscan·
do producir en ellos cierto estado de ánimo»1 De este modo, la idea
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de formar el espíritu en vez d,! informarlo está en la base del con
cepto de ejercicio espiritual. Así, no cabe sorprenderse de la im
portancia, de continuo subrayada, que la lectura de textos ocupa en
la obra de Hadot: leer resulta ser un ejercicio espiritual y debemos
aprender a hacerlo, es decir, «detenernos, liberarnos de nuestras
preocupaciones, replegarnos sobre nosotros mismos, dejando de la
do toda búsqueda de sutilidad y originalidad, meditando tranquila
mente, dando vueltas en nuestra mente a los textos, permitiendo
que nos hablen» («Ejercicios espirituales», pág. 58). A este respecto
hay que pensar en esa extraordinaria cita de Goethe con la que con
cluye el capítulo «Ejercicios espirituales»: «La gente no sabe cuánto
tiempo y esfuerzo cuesta aprender a leer. He necesitado ochenta
años para conseguirlo, y todavía no sabría decir si lo he logrado»
(«Ejercicios espirituales», pág. 58). La lectura es una actividad de
formación y transformación del yo, y según Hadot no conviene ol
vidar que los ejercicios espirituales no se limitan a un ámbito en par
ticular de nuestra existencia; su alcance es extremadamente amplio,
afectando a la totalidad de nuestra vida cotidiana.
Acerca de la expresión «ejercicios espirituales» hay que tener en
cuenta al mismo tiempo el concepto de «ejercicio» y el significado
del término «espiritual», Los ejercicios espirituales no operan sim
plemente en el ámbito gramatical y conceptual. No es una nueva teo
ría metafisica lo que aquí se nos propone, puesto' que los ejercicios
espirituales son precisamente eso, ejercicios, es decir, una práctica,
una actividad, un trabajo en relación con uno mismo, algo a lo que
se podría denominar una ascesis del yo. Los ejercicios espirituales
forman parte de nuestra experiencia; deben ser «experimentados».
Además Hadot no utiliza el término «espiritual» en sentido de «reli
gioso» o «teológico», al no constituir los ejercicios religiosos más que
una forma, muy concreta, de ejercicio espiritual. Entonces, ¿por qué
servirse de la palabra «espiritual»? Sería después de eliminar otros
adjetivos cuando Hadot, finalmente, decidió calificar tales ejercicios
de «espirituales»; en efecto, «ejercicios espirituales•• o «ejercicios
morales» sólo rinden cuenta parcialmente de su extremada densi
dad de sentido -«intelectual» no cubre todos los aspectos de estos
ejercicios, y «moral» puede producir la engañosa impresión de tra-
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